Emil Cioran: “¡La mentira es literatura, querida amiga! ¿No lo sabía?”.
El ministro del Interior decidió tomar medidas cuando comenzaron a saquear librerías.
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Nunca doy explicaciones. Dejadme que os explique por qué.
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Sucedió lo inevitable: Yavé perdió la paciencia con los judíos. Le pidió a Pablo que difundiera su mensaje entre los gentiles.
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–Dios ha muerto.
–Ah, ¿estaba vivo?
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Robespierre fue guillotinado porque los franceses estaban hartos de tortillas.
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SÁDICA BUSCA MASOCA
Después de ver el aviso muchos días en la puerta de los servicios, me armé de valor y llamé al número que venía debajo.
–Agencia Tributaria. ¿En qué podemos ayudarle? –preguntó una voz.
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El juez dictaminó que la hormiga tenía que pagarle a la cigarra por oírle cantar.
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Pregunta por la reina. Le dicen que volvió a casarse, que tuvo tres hijos, que es feliz. Odiseo decide marcharse de Ítaca en el primer barco.
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A Jack le asombró descubrir que las mujeres que le habían hecho tanto daño tenían entrañas.
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Para conseguir que ella tuviera esa sonrisa, Leonardo se dejó la bragueta bajada.
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Prepararon minuciosamente el asalto. Entraron en el Banco de España. Estaba vacío, completamente vacío.
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Heredó 250 millones de dólares. Viajó por el mundo. Dio fiestas. Compró amistad y amor. Cuando sólo le quedaban 5 millones, se suicidó.
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Sorprendieron al autómata practicando la escritura automática.
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EL COLMO
Cuando fue a cobrar el ingreso mínimo, el banco le había desquitado la comisión por dormir en el cajero.
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–Con mi revólver me cargué a sus ocho guardaespaldas y le rematé de diez balazos.
–Pues menudo revólver.
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Es tan ocurrente, tan divertido, tan atento. Y lo más curioso, tía, es que si no fuera millonario nunca me habría fijado en él.
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EL COLMO
El pintor es investigado por blanqueo.
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Michel de Nôtre-Dame pronosticó que, dentro de varios siglos, los filólogos se reirían de la latinización de su apellido.
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El que a hierro mata, vence.
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Le sacó los colores al mapa mudo.
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¿Dónde estaba Gondor cuando sufrimos la epidemia de encefalitis equina?
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Aunque le daba a su hija el dinero contado para que estudiara en la universidad, le sorprendió que fuera ella quien acudiera al hotel.
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EL COLMO
Violar a las mujeres no violaba la Convención de La Haya.
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Varennes, 1791. Luis XVI lamentó que el retrato de perfil que la habían hecho fuera tan realista.
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Van Helsing, que tiene la sangre de horchata, no teme a Drácula.
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Me gané las alas como escritor practicando la escritura aleatoria.
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Cogió unas tijeras y comenzó a cortar los billetes en trozos pequeños. Cuando muriera, sus hijos tendrían algo que hacer.
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Vi partir aquel taxi y supe que se llevaba parte de mi vida. Se había ido, sí, pero nunca podría deshacerse de mí del todo: yo siempre sería parte de su pasado.
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Yo soy la que le envía los anónimos, la que le denunció a la inspección, la que rayó su coche, la que va a tomar todos los días café con él durante el descanso.
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Su tío les regalaba dinero, pero nunca tiempo, que era lo más valioso que tenía.
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En el debut estaba tan nervioso que su paciente le tuvo que pedir que se tendiera en el diván.
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Fue respetuoso con las leyes de su país. Comerció. Se enriqueció. Donó grandes cantidades a la beneficencia. Sus conciudadanos le levantaron una estatua. Dos siglos y medio después, sus conciudadanos derribaron su estatua. Por ser un traficante de esclavos.
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La reunión semanal de Hipocondríacos Anónimos no ha podido celebrarse por falta de quórum: más de la mitad de sus miembros no podían asistir por encontrarse enfermos.
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Sólo por probar, asó una vaca con los billetes. Sabía fatal.
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En 1º te desafiaba. En 2º te puso un mote. En 3º te rayó el coche. Diez años después no te sorprendió leer su nombre en el periódico.
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QUÉ CULPA TENGO YO
Voy de mano en mano. Nadie me quiere. Me insultan cuando me ven. Soy una moneda falsa.
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Mienten. No me ahorqué. Sí, tuve que cambiarme el nombre. Migré a Alejandría. Allí me fue bien. Abrí una tienda con las treinta monedas.
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Planeó meticulosamente el asesinato. No dejó un cabo suelto. Todo estaba listo. Su víctima había muerto de un ataque al corazón.
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–¿Algún último deseo?
–Me gustaría casarme, vivir en una casa con jardín, tener hijos, escribir…
–¿Se conforma con un cigarro?
–Claro.
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Se tomaron con paciencia la búsqueda de la vacuna. Cuando finalmente la consiguieron, sólo necesitaron fabricar cien mil dosis.
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Descubrieron que al preso que se había fugado le gustaba la literatura de evasión.
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Cuando el Gobierno decretó el nuevo confinamiento, compró dos puzles y mezcló las piezas.
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2071
No hay ricos, sólo gente que cree que no es pobre.
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Después de diez años, consiguió que el gato hiciera sus necesidades en la caja de arena.
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El negro del famoso escritor era blanco. Le denunciaron por apropiación cultural.
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–¡Mira, una estrella fugaz! Rápido, un deseo.
–Que sea un meteorito y acabe con todo.
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La quiromántica me dijo que conocería a alguien que trabajaba en un banco. Y, sí, conocí a Yéremi, que trabajaba en un banco de pesas.
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El presidente compareció para pedir un poco más de paciencia a los ciudadanos. El confinamiento acabaría el 4 de septiembre de 2022.
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El general vive a cien kilómetros del frente. No quiere que la crueldad, el sufrimiento, la suciedad, la muerte influyan en sus decisiones.
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Quería que le diera los mejores años de mi vida. Le di la espalda.
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Su debut como novelista fue todo un éxito. Estaba tan contento que le pagó un plus a su negro.
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Me paró en la calle y me contó sus ilusiones. Se las compré todas.
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Saciado, le entró sueño. Se quedó dormido a la luz de la Luna. El día llegó de repente. Demasiado rápido. El Sol apareció por el horizonte. Asustado, miró alrededor. El conde no sabe dónde meterse.
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EL COLMO
La columna del periódico estaba torcida.
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–¿Qué nombre le pondrán al bebé?
–¿Nombre? Ya lo decidirá él o ella cuando tenga edad.
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–¿Qué es esto, abuelo?
–Un libro.
–¿Un libro? ¿Para qué sirve?
–Para leerlo.
–¿Leerlo? ¿Qué es leer?
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Leí un artículo sobre el Califato de Córdoba. Citaba como lectura obligada un manual sobre la España islámica. En él se recomendaban quince libros. En esos quince libros se aconsejaba leer, en total, otros doscientos tres. De momento, tengo pendientes mil doce libros.
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Algunos años después comprobó que los cajeros automáticos que había ordenado construir eran muy incómodos.
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Su editor perdió la paciencia cuando le dijo que la Decadencia y caída del Imperio romano acabaría en el reinado de Jorge III.
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–¿Cómo conseguisteis ascender a general de brigada?
–Bah, no tiene importancia. Tuve la suerte de que aquella bala austriaca no me matara, de que aquel cañonazo prusiano no me quitara la cabeza, de que aquel lanzazo cosaco no me alcanzara al corazón.
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Después de dos meses de clase, consiguió que le sacara una nota a la trompa.
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INTERCULTURAL
Han hecho una nueva versión de El señor de los anillos. La protagonista es Frida, sobrina de Bilbo. Gandalf es subsahariano; Aragorn, asiático; Sauron, caucasiano. Los orcos son rubios con ojos azules. Gimli y Legolas son amantes.
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Le pilló por banda la del 4º C cuando bajaba a tirar la basura. A las siete de la mañana le dijo que tenía que ir a trabajar.
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Rechazó todos los permisos. Y se cabreó cuando el abogado le anunció su puesta en libertad. Sólo le faltaban diez años para acabar el túnel.
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INEVITABLE
Cuando se les acabaron las municiones, decretaron un alto el fuego.
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Desde que gobierna Pánchez se ha disparado el déficit de credibilidad.
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–¿Qué ve? –le pregunté a la quiromántica.
–Que tuvo un accidente muy grave.
–¿Qué más?
–Que esta mano es artificial.
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El psicólogo le recomendó llevar siempre varios estribos de repuesto.
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Después de ochenta y seis sesiones de psicoanálisis, el paciente perdió la paciencia.
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–¿Cómo lo mataste?
–Con mi revólver.
–¿Le disparaste?
–No, no. Le golpeé con mi revólver.
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–Ah, ya veo que te has ganado el rabo y los cuernos. ¿Qué has hecho?
–Conseguí que en España se formara el Gobierno de Coalición.
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Cuando la vieron, gorda, rechoncha, comprendieron por qué había ganado la tortuga.
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–¿Por qué has tardado tanto?
–He venido cargado de paciencia.
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Arifrón de Eubea se fue de la escuela pitagórica porque le gustaban las habas.
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A los 22 años plantó un árbol. A los 56 tuvo a su primer hijo. A los 87 escribió su primer libro.
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EL COLMO
En aquel penal, identificaban a los presos por el código de barras.
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Impacientes, sus antiguos devotos comenzaron a adorar a otros dioses: Mammón, dios del dinero; Astarté, diosa del amor; Baco, dios del vino.
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OMEGA
Se escucha ese pi infinito, tan irracional. Efialtes no puede más: hoy se mudará de casa. Está harto de alfas, betas, gammas… Qué mala idea fue irse a vivir al lado de una escuela.
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Calcularon que, después de la primera batalla, el 40 % de los soldados se vuelven inútiles. Después de la segunda batalla, sólo el 10 % pueden seguir combatiendo.
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Se pasaba todo el día llorando. Por la noche, no lograba dormir. No podía más. Pidió cita con el psicólogo. Seguro que él encontraba alguna solución a su problema: el color del deportivo que le había regalado su marido no combinaba con ninguno de sus vestidos.
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De ilusión también se muere.
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No podía más: no paraba de llorar, llevaba días sin dormir. Pidió cita con el psicólogo. Seguro que él encontraba alguna solución a su problema: el color del deportivo que le había regalado su marido no combinaba con ninguno de sus vestidos. #RetoLetrarium4
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EL COLMO
El banco me cobra dos euros de comisión al mes para no cobrarme comisiones.
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Los nervios del debut le jugaron una mala pasada. Claro que los peor parados fueron los espectadores de la primera fila.
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Para librarse de él, le dijo que debía estar cien días sin moverse debajo de su ventana. Comenzó a ponerse nerviosa el día ciento cincuenta.
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Muchos pronosticaron que aquella reunión semanal de Tarotistas Anónimos acabaría mal.
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Nunca fue más paciente que cuando le hicieron la colonoscopia.
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Cuando le recomendaron cultivar la paciencia, decidió comprar un huerto.
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–Te voy a contar un cuento. Érase una vez tú, yo, un fin de semana y una habitación de hotel.
–¿Y el final del cuento?
–El domingo por la tarde lo verás.
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–Pídeme lo que quieras. Te lo daré.
–Quiero…Quiero una lluvia dorada.
–Si serás perversa, Dánae.
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EL COLMO
Le expulsaron de la reunión de Positivos Anónimos porque no entregó un PCR positivo.
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Cuando despertó en el hospital, comenzó a pensar que la vacuna que había comprado en el mercadillo no valía para nada.
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Lo peor no fue que lo guillotinaran, sino que lo enterraran con el cuerpo de otro.
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Escribía su novela con mucha paciencia. Su editor la esperaba con no tanta.
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Bóveda de crucería. Se la muestra a los miembros del cabildo. Le miran sorprendidos. Qué audacia. Su abuelo, que empezó la catedral, había diseñado una bóveda de cañón. Les dice que él no es su abuelo y que está harto de seguir sus huellas.
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Tetera de sombrerero loco. Es lo que parecía aquella excéntrica construcción.
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Estaba armado de paciencia. Un error. Mejor le habría ido si hubiera llevado una pistola.
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El vendedor ambulante no paraba de decirme que vendía todo lo que pudiera necesitar. Le compré su silencio.
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–¿Cuál crees que será el final?
–Imposible adivinarlo. ¿No ves que no tienen principios?
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–No aceptaré un no por respuesta. ¿Quieres un café?
–Claro que sí. Sola.
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Cuando el mendigo vio que le daba un cheque por diez mil euros, le dijo:
–Mucho para una botella de vino, poco para todo lo demás.
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La primera vez, no dio ni un corte limpio. Jack sintió los nervios del debut.
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–¿Esperas a alguien?
–¿Tú trabajas?
–No.
–No, no espero a nadie.
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Camina arrastrando su carro, donde lleva toda lo que posee. Es madrugada. El paseo está desierto. Se detiene encima de Yvonne de Carlo. ¡Qué ingenua! Pensó una vez que su nombre también estaría allí. Continúa caminando. Mira las estrellas.
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–¿Lloras porque han destruido la biblioteca?
–No, lloro porque sólo se ha salvado un libro de ética escrito en alemán?
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Winny se puso en una esquina vendiendo su voto. Sólo le dieron cinco dólares por él.
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Ha vuelto el Dios enfadado del Antiguo Testamento: para nuestro castigo, ha hecho papa a Francisco.
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Vomitó después de enviar el cuento al certamen local. Los nervios del debut.
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Mi cuñado es tan tacaño que se lee a sí mismo la palma de la mano.
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–¿Qué haces, esposo?
–Mirándome el ombligo.
–¿Mirándote el ombligo?
–Sí. ¿No es raro que yo tenga ombligo, Eva?
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En la reunión de Directores Anónimos, nadie gritaba, todos mentían.
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Surfistas asesinos, asegura, le persiguen. Por eso, dice, corre como alma que lleva el diablo por el desierto, loco y solitario.
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Era la entrada al infierno, pero él creyó que era la puerta al cielo literario. La atravesó, sin hacer caso a la advertencia. Otro incauto.
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Condenado a cadena perpetua por sus horribles crímenes, no se dio por vencido. Empezó a estudiar Derecho. Quería tener una buena defensa en el Juicio Final.
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Mi debut en la feria del libro fue exitoso. Firmé dos libros. A mi madre y a su amiga.
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Lo abrieron: contenía un mapa del tesoro. Siguieron las instrucciones. Llegaron a una habitación donde había un cofre. Lo abrieron: contenía un mapa del tesoro.
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Era su enésimo debut. Éste también pasó sin pena ni gloria.
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Le compré a un vendedor ambulante un poema de amor y se lo regalé a Laura. Le gustó mucho. También a su amiga Patricia. Y a Lucía. A Felisa, no tanto; dijo que no le gustaba Neruda.
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Sólo leía libros buenos. Era un mal escritor.
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–Os habéis pasado. La condena a Sócrates es injusta.
–¿Injusta? Se pasó treinta años enseñando a los jóvenes y se jactaba de no saber nada.
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Hitler envió la Legión Cóndor a luchar en España y la Legión Lobo Ibérico a luchar en Argentina.
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–Tengo millones en el banco.
–No te digo que no, pero podrías pagar aunque sólo fuera por una vez el café.
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MATEO 22, 21
Le dio al césar su vida y a Dios su alma.
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LA BELLA DURMIENTE 2345
El Príncipe la descriogenizó.
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–¿Sabes qué? A Nietzsche le han marcado un tuit como potencialmente engañoso.
–Ah, ¿sí? ¿Qué ha dicho?
–Que Dios ha muerto.