domingo, 8 de noviembre de 2020

Papelera

Mazarino: “Si apuestas con uno que un asunto va a tener éxito, apuesta con algún otro que va a ser un fracaso, y así no perderás nada”.

–¿Qué harías si fueses presidente?
–No haría nada.
–¿Y quién gobernaría?
–Georges Soros.
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EL COLMO
Se puso a las cinco de la mañana en la cola del banco de alimentos. Le multaron por saltarse el toque de queda.
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En el infierno, el funcionario del registro siempre está guardando cola.
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Era un ruido insoportable, infernal. Pidieron una tregua y preguntaron qué tenían que hacer para que cesara.
–Derribar los muros de Jericó –respondieron los israelíes.
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EL COLMO
Los acúfenos no le permitieron disfrutar de 4’ 33’’, de John Cage.
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Sólo tiene en casa un pequeño espejo para cuando se afeita. Nada más. No quiere verse. Es tan feo.
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El que a hierro mata, vence.
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La reunión semanal de Tímidos Anónimos ha sido todo un éxito. Ha hablado un participante; ha preguntado si podía cerrar la ventana porque le molestaba la corriente.
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Es una pena que el gato de mi novia no sea nada curioso.
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GRANDES ENTREVISTAS
–Señor Gulliver, cuéntenos por qué ha dejado de navegar.
–Los capitanes se niegan a admitirme a bordo de sus navíos: aseguran que todos los barcos en los que viajo naufragan.
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Después de la fuga de siete presos, el alcaide prohibió la literatura de evasión.
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Leí un artículo sobre Felipe III. Citaba como lectura obligada un manual sobre la España de los Austrias. En él se recomendaban quince libros. En esos quince libros se aconsejaba leer, en total, otros doscientos tres. De momento, tengo pendientes mil doce libros.
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Ella me recompuso. Ella volvió a romperme.
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DEGENERANDO
Pusieron el nombre de su abuelo, el prócer, a una ciudad. Bautizaron una avenida con el de su padre, el ministro. Su nombre fue dado a una calle sin salida en un barrio del extrarradio. 
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En el grupo de Ludópatas Anónimos hacían apuestas sobre quién sería el primero en superar su adicción.
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EL COLMO
Aquella dómina se hacía llamar Agencia Tributaria.
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GRANDES ENTREVISTAS
–¿Y usted, señor Van Helsing, por qué no teme a los vampiros?
–Porque tengo sangre de horchata.
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En el desierto, muertos de hambre, a los israelíes se les hacía la boca agua cada vez que Moisés les decía qué alimentos podían comer.
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Iba a pedir un contrato en prácticas, pero, cuando por fin le llegó el turno, acabó solicitando una pensión no contributiva.
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CUANDO SE FUE
Tengo que admitirlo: al final me hizo feliz.
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No le daba ninguna alegría asistir a la reunión de Tristes Anónimos.
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Los asirios encontraron muy divertido a Jonás. Eso sí, no entendieron nada de lo que les dijo, porque les habló en hebreo.
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Le invitaron a firmar en un centro comercial. Dejó su rúbrica en la puerta de los servicios.
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Me dijo que no le gustaban las cosas dulces, así que le solté una palabrota.
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Gimli está convencido de que Legolas mintió: seguro que no liquidó a tantos orcos. Legolas sospecha que Gimli hizo trampas en el conteo: imposible que con aquella hacha mellada matara a tantos orcos.
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Tengo un gato que tiene un humor de perros.
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–Os habéis pasado. La condena a Sócrates es severa.
–¿Severa? Se pasó treinta años enseñando a los jóvenes y se jactaba de no saber nada.
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Alicia trató de pasar al otro lado del espejo. Acabó llena de cortes.
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EL COLMO
Fue detenido en la calle por estar armado de paciencia.
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La revolución inició con el granjero muerto por los disparos de la policía rural. Ya no pudieron aguantar más. Se organizaron. Atacaron a las tropas gubernamentales. Se dirigieron a las ciudades. Las arrasaron. 
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¿Hongos alucinógenos? ¡Qué va! No está gritando por haber tomado algo así. Es que me temo que me he pasado echándole a la comida chile.
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–¿Era buena en la cama?
–Sí, muy buena. Allí nunca me pegó.
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Mi mujer tiene biblalgia.
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¿QUÉ PUEDE SER?
Horizontal. 1. Pasatiempo que consiste en llenar casillas con letras de modo que formen palabras según la definición dada. Diez letras.
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Se ofreció voluntario para ser fusilado el primero. El indulto del zar llegó poco después de que sonaran los disparos.
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EL COLMO
El elefante tiene memoria de pez.
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Su cuñado vive en La Inopia (Comunidad de Madrid).
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Iba a que le firmara un libro Pérez-Reverte, pero pasó de largo cuando advirtió que no había cola.
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Tiene principios gaseosos: cuando son puestos a prueba, se convierten en humo.
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Trazó los planes: conquistarían las Filipinas, Malasia, las Indias neerlandesas, Birmania. El éxito fue inesperado, tan fácil y total que Yamamoto se pregunta por qué planeó la conquista de la URSS, de la India, de Estados Unidos, del mundo.
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Era feliz en su trabajo hasta que le obligaron a participar en aquel seminario sobre felicidad laboral.
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Llueve. Gianna lleva el rebaño al Ghiottone. Entra allí con doce ovejas. Sólo salen nueve.
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Tropa de dragones del Ejército Libertador. Alto Perú, 1825. Agotados, piden alimentos a los naturales del país. Les dan unas hojas de sabor amargo. Algo sucede: allí, en lontananza, ven un unicornio.
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José Manuel es muy prolífico: escribe una novela por año. En cambio, Juan Fernando es bastante parvo: escribe un microcuento por día.
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Después de cinco horas en la cola estaba tan cansado que, cuando finalmente llegó ante el cadáver del dictador, se limitó a pasar de largo.
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Un país conquista a otro, que se revuelve y recupera su independencia, y busca la revancha, alcanza acuerdos para conquistar el primer país. Soros lo ha comprendido: tiene que conquistar sin parecer que ha conquistado, vencer sin que el vencido lo sospeche.
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La lavadora no para de tragarse calcetines. Ojalá se atragante.
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–¿Sabes qué? A Nietzsche le han suspendido la cuenta.
–Ah, ¿sí? ¿Qué ha dicho?
–Que Dios ha muerto.
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Les pidieron tranquilidad. Les dijeron que su padre estaba el primero en la cola para entrar en la UVI.
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FANTASÍA RELIGIOSA
El quinto ángel tocó la trompeta, y abrió el pozo del abismo; y subió humo del pozo como el humo de un gran horno, y del humo salieron langostas hacia la tierra, y les fue dado poder como el poder que tienen los escorpiones de la tierra.
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Gestionar aquel grupo de Soñadores Anónimos se está volviendo toda una pesadilla.
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Dejó la política. Recordó lo que eran las colas.
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Ha dejado de ser Sancho el Bueno. Ahora no sabe si ser Sancho el Bravo o Sancho el Fuerte. Irremediablemente, pronto se convertirá en Sancho Panza.
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Toque a degüello, corneta.
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La tormenta de ideas acabó en truenos.
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En noches de Halloween acostumbro a a quedarme en mi ataúd. Hay demasiados intrusos por las calles.
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EL COLMO

Se contagió en la cola para hacerse la prueba.
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Para controlar su ira, Yavé tuvo que ir al psicólogo.
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Mi médico me ha dicho que lo único que me puedo comer del dónut es el agujero.
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Finalmente, el gas venenoso mató al gato y a Schrödinger.
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REENCARNACIÓN
Murió en 1885 de cólera, en 1918 de gripe, en 1944 de tifus, en 1985 de SIDA, en 2020.
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Se miraron perplejos un martes, con amor y odio. Él con amor; ella con odio.
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El eyaculador precoz siempre se pone en la cola rápida.
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Comprendió que el país no tenía remedio. Abandonó la cola del paro y se fue a la cola del consulado de Estados Unidos.
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QUÉ PÉRDIDA DE TIEMPO
Llevaba media hora en la cola cuando descubrí que era la de Pérez-Reverte.
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HILO DE ESPERANZA
Hoy todo sigue igual: la tierra gris, el cielo color café, desolación y muerte. Entonces ve la minúscula flor.
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Tuvo una ocurrencia para acabar con el caos: creó la tierra, el mar, los animales. Pero el resultado fue tedioso, decepcionante. Entonces creó al hombre con la esperanza de que hubiera un poco más de diversión. El resultado no le defraudó.
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Le dijeron que pidiera cita previa para no hacer cola. El segundo día lo consiguió.
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–¡Eureka! –gritó Arquímedes.
Al soldado romano le dio tal susto que, enfadado, lo mató.
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QUE LE GUSTEN LOS PERROS
El anunció en la página de contactos lo respondió una coreana que estaba de au pair.
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Van Helsing le despertó.
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Yo, ella, el dormitorio parecíamos el ciervo, la loba, el bosque.
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EL COLMO
Lleva viviendo veinte años con una poetisa, que nunca le ha dedicado un poema.
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Fue una tormenta perfecta: hizo que mi ex naufragara.
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Cuando la vio acercarse, comenzó a menear la cola. Ella le miró y pasó de largo. Entonces, el encolador siguió dormitando.
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El dentista sonrió cuando vio mis dientes.
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Me ama. Lo que siente por mí es locura. Todos los días me recorre. Por las noches, antes de dormirse, me mira una última vez. No es que no me sienta halagado, pero me gustaría que de vez en cuando cogiera otro libro. 
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Inició el ascenso a la montaña donde habitaba el maestro Takayuki porque quería saber cuál era el sentido de la vida. Al llegar a la mitad, sintió dudas: y si la vida no tenía sentido, entonces ¿qué? Cuando vio la cabaña donde vivía el monje, dio la vuelta.
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¿Triste porque este año no ha venido a traerme flores? Al contrario, estoy alegre, porque ha empezado a olvidarme, porque ha rehecho su vida, porque es feliz.
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Cuando inició el ascenso a la montaña donde habitaba el maestro Ishikawa, tenía sed de conocimiento. Quería saber cuál era el sentido de la vida. Al llegar a la mitad, sintió dudas. Y si la vida no tenía sentido, ¿qué? Cuando vio la cabaña donde vivía el monje, dio la vuelta.
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EPITAFIO 
Por fin llegué a algún sitio.
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Conocí a Marco en la cola del Teatro Kamikaze. Ahora que estamos a punto de divorciarnos voy mucho al Teatro de la Comedia.
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La muerte no es final; bien lo sabe. Y él quiere acabar con todo, borrar su paso por el mundo. Por eso contrató a los eliminadores. No sólo le hicieron desaparecer a él, sino a toda su familia, a todos los que había conocido, todo lo que había poseído.
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Probó a morderse la cola. Sintió un crujido en la columna vertebral.
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No consigo entenderme con el novio de mi hija. Mikko es finlandés.
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Gulliver naufragó en una isla en la que todos tenían una altura normal. No contó lo que le pasó allí porque pensó que a nadie le interesaría.
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Desperté en un ataúd.
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Se miraron perplejos un martes, con amor y odio, en la sala de espera del psiquiatra. Los dos sufrían trastorno bipolar.
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EL COLMO
Era una mujer muy inteligente. Tenía el clítoris en el cerebro.
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Durante la cena hubo temporal: discutí con mi cuñado. En el dormitorio, esperaba tormenta.
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Ulises dejó el cuerpo de la sirena en la cubierta. Preguntó:
–¿Alguien dijo sushi?
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Yavé fue poco claro: todos esperaban un diluvio. Nadie estaba preparado para la tormenta política.
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Mi cuñado dice de mí que no sabe si escribo microcuentos porque soy tonto o soy tonto porque escribo microcuentos.
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–¿Por qué has comprado un huerto?
–Para cultivar la paciencia.
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–¿Sabes una cosa? ¡Te quiero!
–Pero ¿para qué me quieres?
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Pienso que sentíamos interés mutuo. Por su timidez, me tocaba a mí jugar. Me presenté en la puerta de su habitación con una botella y dos copas. El licor hizo afluir las palabras. Pero tuve que manchar de champán sus pantalones para que se los quitara. 
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Condenado a cadena perpetua por sus horribles crímenes, no se dio por vencido. Empezó a estudiar Derecho. Quería tener una buena defensa en el Juicio Final.
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Estaba desesperado: no se le ocurría nada. Llevaba un año de sequía. Por fin, un día, una idea pasó por la cabeza. Entusiasmado, comenzó a escribir. El chirimiri pronto se convirtió en lluvia. Y ésta se convirtió en tormenta. Tanta inspiración le acabó ahogando. 
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TERMÓPILAS
A la décima descarga de flechas no quedaba ni un solo espartano vivo.
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–Parece Yavé.
–¿Por qué lo dices?
–Porque a las primeras de cambio se enfada.
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No formaré parte de tu futuro, pero siempre habré estado en tu pasado.
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–¿Tú qué piensas, amigo Sancho, que aquello es venta o castillo?
–Mientras den comida y lecho, da igual.
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Los jázaros tocaron los cuernos de carnero delante de los muros de Kiev, que no se derrumbaron. Los jázaros empezaron a pensar que no eran el pueblo elegido.
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Águila Blanca ha asaltado y quemado la granja de los Fingleton, de los McLellan, de los Highgate. Sin embargo, ha respetado la granja de los Brackley. Se queda extasiado siempre que escucha a Nancy Brackley tocar el piano.
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Elżbieta está loca de contento. Después de cinco horas de cola ha podido comprar un huevo y doscientos gramos de carne.
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Yo soy la que le envía los anónimos, la que le denunció a la inspección, la que rayó su coche, la que todos los días toma café en la barra mientras él está desayunando con sus compañeros. 
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NOVIEMBRE DE 2020
–¿No te preocupa el resultado de las elecciones en Estados Unidos?
–No, en absoluto. Sólo siento curiosidad.
–¿Curiosidad?
–Sí, curiosidad por saber a quién elegirá Kamala Harris para la vicepresidencia.
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Las dos de la mañana. Nadie por la calle. El toque de queda se cumple a rajatabla. Deambula sin rumbo, desesperado. Las fuerzas se le agotan. El conde se muere de sed.
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QUE LES DEN
Le construyen un templo. Lo arrasan. Le construyen un nuevo templo. Lo vuelven a arrasar. Baal está un poco harto de los judíos.
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Se miraron perplejos un martes, con amor y odio. Ella le había regalado El señor de las moscas; él, Cocina fácil en 15 minutos.
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–Maldito chucho. ¡Fuera! –dijo Ulises.
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Prisionero de la costumbre, Andrzej se puso en la cola nada más verla. Era de voluntarios para trabajar en las minas de carbón de Silesia.
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EL COLMO
Yo era un primate de discoteca.
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Se desliza con cuidado. Cada paso le acerca más. Está cubierto de sudor. Sólo le queda un suspiro. Allí es. Da un nuevo paso. Cruje una hoja seca. Se queda quieto. No pasa nada. Sigue. De repente, advierte que mil ojos le observan.
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PROCESO DE DIVORCIO
Ella pidió que le devolviera todos los regalos y besos que me había dado.
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Noé ordenó a todos que bajaran del arca: sólo había sido una tormenta pasajera.
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–¿Qué haces, Velasco?
–Acabo de degollar a un diputado de Ciudadanos y ahora voy a asarlo para comérmelo. ¿No ha dado el jefe la consigna de que hay que zampárselos?
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TYPICAL
Humans went, leaving their trash.
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Plácido Romero (Jaén, 1971–El Chanamar, 2020). Microcuentista. Durante el Nuevo Reseteo de finales del siglo XXI, su obra, por mandato del Comité Corrector, sufrió un borrado digital porque, en vida, se había burlado del calentamiento global y de George Soros el Iniciador e, incluso, había escrito acríticamente a favor del consumo de carne.
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Anubis no ladraba a Amón.
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LA CRUZADA DE LOS NIÑOS
Iban a conquistar Jerusalén. Jean trabaja ahora en una alquería. Jacques se pasa el día acarreando agua. Marcel alegra las noches de un cadí.