martes, 5 de enero de 2021

Microcuentos sobre matrimonios

 MATRIMONIOS

Se está retrasando. La esperaré otros dos días, pero ni un minuto más.
--
–Hace trece años que mi esposa y yo no hacemos el amor.
–¿Tu esposa? Creía que la mujer con la que vivías era tu hermana.
--
MÉTODO CIENTÍFICO
Le he demostrado a mi mujer que su caldo no resucita a un muerto.
--
Me sentí tan orgulloso de lo bien escrito que estaba ese anónimo que iba a enviarle a mi ex que lo firmé.
--
–¿Podría saltarse esa parte en la que dice que estaremos juntos en lo bueno y en lo malo?
–Forma parte de la liturgia.
–Es que, mire, hemos hecho separación de bienes.
--
Mi marido lee a Sun Tzu. La verdad, no le aprovecha mucho: siempre le gano.
--
–¿Le amas?
–Le amo como Agripina amaba a Claudio.
--
A mi mujer le daría algo si tirara la toalla. Por eso la meto en la lavadora.
--
Su despedida de soltero resultó tan salvaje que siguió siendo soltero.
--
Mi marido me pidió que le incinerara, pero en ningún momento, señoría, me especificó que cuando se muriera.
--
Tuve un tesoro de marido. Por eso lo maté y lo enterré en el bosque.
--
–Te casaste conmigo por mi dinero.
–¿Por tu dinero? Me casé contigo por el dinero de tus padres.
--
Tu infidelidad, mi enfado, nuestro divorcio.
--
Esta mañana hemos enterrado a mi marido. ¡Qué gritos daba!
--
–No nos podemos divorciar.
–Claro que sí. No te soporto.
–Te digo que no.
–Yo no pasaré ni un día más contigo.
–Pero es que no nos podemos divorciar porque no estamos casados.
--
Era tan feo que creí que nunca me engañaría. ¿Quién querría acostarse con un adefesio? Pues resulta que a muchas intrigaba que me hubiera casado con él y quisieron descubrir unos supuestos talentos ocultos de los que, por otra parte, carece.
--
No te amo. Amo tu plan de pensiones.
--
Mi mujer no es sostenible.
--
–Paco, ¿por qué no me arreglas la cisterna?
–Tú sabes que nos divorciamos hace dos meses, ¿no?
--
Temo mucho a mi mujer. Sé que, si me suicidara, ella me mataría.
--
–Tú sabes que tu marido te miente, ¿no?
–Es que me ama mucho.
--
–Nuestro matrimonio funciona como un reloj.
–¿Cómo lo consigues?
–Doy cuerda a mi marido.
--
No sé si ponerme del lado de Woody Allen o contra Mia Farrow.
--
–Te doy un ultimátum. No iremos ningún domingo más a casa de tu madre a comer.
–Dejémoslo en penultimátum. Me dijo que este domingo haría migas.
--
–Eres insoportable. No sé, no sé por qué me casé contigo. 
–¿Que no sabes? Pues porque tengo un piso de renta antigua en el centro.
--
Llegué treinta minutos tarde a nuestra primera cita. Él me causó muy mala impresión. Me había esperado.
--
Cuanto más conozco a mi mujer, más quiero a mi perro.
--
Me da igual que me haya abandonado a mí, pero menudo disgusto le ha dado a mi madre. La pobre le va a echar de menos.
--
Agradecí al juez que me prohibiera aproximarme a mi marido en un radio de 500 metros.
--
PELEANA
Mi mujer entró en erupción.
--
–Su ex se ahogaba en un vaso de agua.
–¿Qué era, un gnomo?
--
–Hacéis muy mala pareja.
–Al contrario, nos complementamos muy bien. Cada una de nosotras ve en la otra aquello en lo que no queremos convertirnos.
--
–Creo que somos la pareja perfecta.
–¿Por qué?
–De ti dicen que eres una viuda negra; de mí, que soy un moscón.
--
TODA LA ETERNIDAD
No sólo estuvieron juntos en esta vida, sino también toda la eternidad. Y ni siquiera se gustaban.
--
La que luego fue mi mujer, llegó temprano a nuestra primera cita. Debí sospechar.
--
Le grité y me gritó. Me acerqué a ella y ella se acercó a mí y siguió gritándome. Estaba tan guapa. La besé y me besó. Fue en ese preciso instante cuando empezó todo.
--
Día 37. Mi mujer y yo vamos a hacer un divorcio ológrafo.
--
¿Podría dejarnos terminar y luego le grita todo lo que quiera a su mujer?
--
–¿Te parezco guapo?
–A ver que me quite las gafas… Sí. 
--
Un zapatero fue a hablar con un rabino y le dijo:
–Mi mujer me grita, no me obedece, me pone a comer lo que no me gusta. ¿Qué puedo hacer?
–¿Tú crees que si yo supiera lo que se puede hacer no lo habría hecho en mi casa?