viernes, 8 de enero de 2021

Microrrelatos sobre Schrödinger

La curiosidad de Schrödinger mató al gato.
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La mujer de Schrödinger le pregunta si compra o no comida para el gato.
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¿El gato de Schrödinger está medio muerto?
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A Schrödinger le gustaban los perros.
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Cuando Schrödinger abrió la caja, se llevó una sorpresa: allí dentro había siete gatos muertos.
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EL MISTERIO DEL MUNDO CUÁNTICO
Cuando Schrödinger abrió la caja, encontró dentro un perro.
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La séptima vez, Schrödinger comprobó aliviado que el gato había muerto en la caja.
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–Doctor Freud, ¿qué piensa del experimento del profesor Schrödinger?
–Elurofobia.
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El gato de mi mujer me hacía la vida imposible. ¡Lo que tuve que urdir para librarme de él!
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Schrödinger fue acusado de violencia  intelectual contra los animales.
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EL GATO DE SCHRÖDINGER
–Yo he sufrido más.
–No, yo. 
–Dejemos de discutir. ¿Por qué no encerramos a tu madre y a la mía en una habitación? Veremos quién gana.
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La curiosidad del gato hizo inevitable el resultado del experimento de Schrödinger.
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–¿Y qué sucedió? –le pregunté.
–Lo previsible: la curiosidad mató al gato –respondió Schrödinger.
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Finalmente, el gas venenoso mató al gato y a Schrödinger.
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¿Por qué no utilizó Schrödinger para su experimento una rata?
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El gato de Schrödinger aguantó la respiración.
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Para que el experimento tenga alguna validez, tiene que repetirlo. Schrödinger necesita otro gato.
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EL COLMO
Schrödinger olvidó dónde había dejado la caja.
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–¿Cuál fue la conclusión de Schrödinger?
–Que le habían engañado: la botella que compró no tenía gas venenoso.
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OH, SORPRESA
Pandora abrió la caja y salió el gato de Schrödinger.
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–Schrödinger, ¿cómo acabó el experimento?
–No fue concluyente.
–Pero ¿murió o no el gato?
–El gato murió, sí, pero, como lo dejé dentro de la caja dos semanas, no sé si por culpa del gas venenoso o de hambre y sed.
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EL GATO DE SCHRÖDINGER
Esta tarde voy a dedicarla a escribir. No sé lo que saldrá.
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En el infierno gatuno, Schrödinger está encerrado en una caja.
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DENTRO DE LA CAJA
Schrödinger metió un gato y una serpiente en una caja. Cuando la abrió, sólo encontró a la serpiente. Pero, si el gato no salió de la caja, ¿dónde estaba?
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No consigue ningún gato. Schrödinger mismo tiene que meterse en la caja. Una vez dentro, advierte que no ha lugar a paradoja ninguna: es claro que está… Oh, no. Acaba de golpear accidentalmente la botella de gas venenoso.
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Schrödinger fue poco cuidadoso: se le rompió la botella de gas venenoso y murió intoxicado.
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El experimento de Schrödinger fue todo un éxito: demostró que los gatos sólo tienen una vida.
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EL GATO DE LA SEÑORA HUBER
Estaba harto del gato de su vecina, la señora Huber. El minino se pasaba el día maullando e interrumpiendo sus reflexiones: le impedía concentrarse. El molesto morroño dejaba sus caquitas en el jardín trasero. El malévolo felino destrozaba los rosales de su mujer, que se ponía furiosa con él por no hacer nada. En ocasiones, la peluda bestia entraba en su casa y tiraba muebles, arañaba sillones, destrozaba la vajilla, robaba comida de la despensa. Llegó un momento en que no pudo aguantar más. El profesor Schrödinger cogió al gato de la señora Huber y lo metió en una caja.
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Por unanimidad, Schrödinger fue expulsado de la Asociación Austriaca de Amigos de los Gatos.
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Schrödinger fue detenido por maltrato animal.
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–Querida, ¿me dejas tu gato? –preguntó Schrödinger a su mujer.
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Gracias a Schrödinger, todos los gatos están medio muertos.
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Acusado de maltrato animal, Schrödinger alegó en su defensa que la curiosidad mató al gato. 
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El gato de Schrödinger se huele algo.
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SCHRÖDINGER
¿He pasado el virus o no?
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¿Será juzgado Schrödinger por maltrato animal o no?
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El experimento de Schrödinger tuvo un resultado inesperado. De la caja comenzaron a salir gatos y más gatos.
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La séptima vez, Schrödinger comprobó aliviado que el gato había muerto en la caja.
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–¿Por qué no te fías de la caja que te ha dado el profesor Schrödinger?
–Porque allí hay gato encerrado.
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–Te veo intranquilo, Schrödinger.
–Es que no sé cómo se pondrá  mi mujer cuando sepa que he utilizado a su gato para un experimento.
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Como no tenía gato, Schrödinger entró él mismo en la caja. Tampoco pudo conseguir veneno. Tuvo que utilizar gas hilarante. El resultado fue de risa.
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Hoy, después de ciento doce años, se abre por fin la caja donde Schrödinger encerró a su gato. ¿Estará o no vivo?