César Hildebrandt: «Vivir es nocivo para la salud».
Los espejos desenterrados susurran nombres olvidados. Quien los escucha debe pagar: arranca tus ojos, córtalos en láminas finas, pégalos sobre el cristal. Solo así el espejo dejará de hablar.
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La mayor paciencia es la de quien ya no espera nada.
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Todos se burlaban de él. Le dijeron que se lo tomara con filosofía. Así lo hizo: Adriano se dejó barba de filósofo para ocultar el acné adolescente.
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Puedo creer en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Puedo creer en Jesús. Pero creer en el Espíritu Santo y en la Santísima Trinidad... ¡eso ya es demasiado!
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Claro, porque obviamente el universo tiene un sentido del humor retorcido. Justo cuando dejas de intentarlo, la vida decide premiarte.
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Después de mucho pensarlo, decidí que pensar no es buena idea.
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La maestría de vivir reside en la habilidad de aparentar que se posee esa maestría.
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Entonces comprendió que había confundido la felicidad con la obsesión, y que en el camino había perdido todo lo demás que también lo hacía feliz.
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PROMESA, f. Compromiso verbal que adquiere quien sabe que el tiempo lo absolverá de toda responsabilidad. Hermoso gesto que permite parecer noble sin serlo. Los políticos la consideran una forma de arte abstracto.
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Nacemos. Avanzamos. Chocamos. Caemos. Nos levantamos. Volvemos a caer. Morimos.
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Buscó la palabra en un viejo diccionario. «Gracias: expresión de reconocimiento». La encontró justo cuando ella cerraba los ojos para siempre. «¡Gracias!», gritó. Los médicos lo sedaron. «Está delirando», anotaron.
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El Krampus descubrió la forma perfecta de castigar a todos los niños malos a la vez: tumbó internet. En segundos, millones de gritos resonaron. Sin TikTok, sin videojuegos, sin YouTube. Nadie escuchó gritar a los niños buenos: seguían leyendo libros, jugando con juguetes. #PánicoSiniestro
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El Krampus descubrió la forma perfecta de castigar a todos los niños malos a la vez: tumbó internet. En segundos, millones de gritos resonaron. Sin TikTok, sin videojuegos, sin YouTube. Los niños buenos no gritaron: seguían jugando con juguetes, leyendo libros. #PánicoSiniestro
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Esta noche no quiero salvarme. Comprendí que salvarse implica creer que la existencia vale algo. Pero somos polvo consciente flotando en la nada infinita. No hay propósito, no hay después. Saltar desde esta azotea no es morir; es despertar del engaño de haber vivido.
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El psiquiatra anotó: «Paciente 47 insiste en que soy su duplicado». Revisé el recuento de sesiones. Todas idénticas. «Doctor, ¿por qué repite el mismo chiste?», preguntó. Miré el espejo. Mi reflejo sostenía una pistola. Ejemplo perfecto de transferencia.
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Marco Denevi: «A menudo un dictador es un revolucionario que hizo carrera. A menudo un revolucionario es un burgués que no la hizo».
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Esta noche no quiero salvarme. La criatura me ha perseguido durante años. Estoy cansado de correr, de esconderme, de sobrevivir con terror permanente. La escucho arañar la puerta. Abro. Sus ojos brillan hambrientos.
—Adelante —susurro—. Termina esto.
Sus mandíbulas se abren, agradecidas.
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The Undead Ghoul is dreaming of the one thing it can never have again: a heartbeat. But heartbeats mean nothing in a purposeless universe. We're all ghouls pretending our pulses matter. It simply stopped pretending. Maybe it understood existence better.
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Ordinarily, the Grinch carried malice like an old coat, worn yet familiar. But under a full-moon Christmas Eve, a darker hunger stirred. He passed beyond theft; he reaped the trembling souls caught beneath his shadow.
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La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la izquierda abertzale vasca que mató en atentados terroristas a casi mil personas era pacifista y la ignorancia es la fuerza.
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Este microcuento trata sobre un personaje que encuentra inexplicablemente una taza de té caliente en su mesa. Pero yo, el narrador, confieso: fui quien lo puso. Entré en la ficción mientras ella se duchaba. Los narradores podemos hacer eso. Ahora ella, confundida, me busca. Lector: si encuentras una taza de té caliente en tu mesa, quizá también estés en un relato.
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—Señor Ábalos, ¿dispone de alguna circunstancia atenuante que justifique su conducta?
—Afirmativo, señoría. A los veintitantos años sufrí la exposición completa al cine de Pajares y Esteso. Solicito consideración por daños psicológicos permanentes.
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Lecteur et écrivain de polar :
— Je dois vous faire une critique.
— Laquelle ?
— Aucun de vos romans ne se déroule dans l'Arctique.
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Inés descubrió que las palabras amables eran pequeños insectos transparentes que vivían en nuestras bocas. Cuando dejamos de pronunciarlas, murieron. Sin ellos, nuestras voces sonaban huecas, metálicas. La gente comenzó a comunicarse con miradas y mordiscos. Ella guardó el último «gracias» en un frasco. A veces brilla por las noches.
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Mis amigos huyeron al ver que la sombra imitaba mis gestos con un retraso exacto. Trasnocho vigilando el espejo: al presionar el botón de la luz, su gesto permanece perfecto un segundo más, como si deseara quedarse conmigo.
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I’m innocent: the cake devoured me.
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Creemos que escribimos nuestras historias. En realidad, son ellas las que nos escriben.
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El optimismo extremo es la última defensa del que ya no tiene nada que perder. Cuando la realidad es insoportable, queda la fantasía.
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El futuro es un misterio, pero también el pasado, porque no deja de cambiar.
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La Navidad es una buena época para darle a nuestra vida un giro de 360º.
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Pues yo prefiero mayo: días largos, ni frío ni calor.
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Es eso: los adolescentes están tiktokizados, no mantienen la atención más de unos segundos y hasta presumen de ello. Los vídeos de Academia Play son excelentes, pero para ellos resultan demasiado largos.
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Audi means “hear.” Reindeer hears nothing.
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A veces, la mejor manera de decir algo es callar.
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DICIEMBRE, m. Periodo diseñado para recordar errores del año, disimular tensiones familiares y gastar más de lo sensato, todo mientras se proclama que «la magia» explica cualquier desajuste.
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No sé qué es mejor: haber vivido una vida fácil con dificultad o una vida difícil con facilidad.
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He navegado mares de dudas para llegar a mí. Y ahora me acusan de vivir en una isla.
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Si el poderoso dijera que dos y dos son cuatro, yo sospecharía. No por dudar de la aritmética, sino porque me preguntaría qué gana él diciéndolo.
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Los jóvenes desdeñan los libros. Total, comprender una sola página les exigiría más esfuerzo que destruirla.
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Nochebuena. El asesino del cuerno mocho raspa la puerta. Oigo su pico metálico romper adornos. Sangre tiñen el pasillo. Aspira un moco le cae de la nariz. Pasa lento, saboreando el mucho tiempo que le queda para encontrarme.
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Su piel tatuada relataba un universo sin sentido. Él tradujo cada línea y sintió cómo su identidad se deshacía.
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Her Christmas tree debuted in January.
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Los errores literarios son inofensivos; los filosóficos, entretenidos; pero los religiosos y políticos pueden resultar letales.
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Anotop An existe porque lo nombramos. Cada vez que escribo su nombre, se fortalece. Este microrrelato es invocación. Tú, lector, acabas de pronunciarlo mentalmente. Ya eres vector. Él salta de texto en texto, de mente en mente. Intenté no escribirlo. Mis manos teclearon solas. Él escribe a través de mí.
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Cada arruga trae un catálogo de miserias. Al menos me ha servido para dejar de juzgar tanto.
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El alma sigue pidiendo aventuras que las rodillas ya no pueden sostener. Menos mal que la farmacia está cerca y los sofás son cómodos.
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—Ya llegó el apocalipsis.
—¿En serio? ¿Y nadie lo vio venir?
—Estaba todo escrito.
—¿Y por qué no lo leímos?
—Porque era un libro gordo y sin dibujitos.
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El llanto del bebé era tierno al principio. Pero llevaba tres días sin parar. Ni el ronquido de su esposo dormido lo apagaba. Ella, harta de ese fastidio constante, entró al cuarto. La cuna estaba vacía. Siempre lo había estado.
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El céfiro lo despertó. La mujer misteriosa susurró: «Sigues dormido». Despertó de nuevo. Ella seguía allí. Cien veces despertó. «No hay realidad», reveló ella. Él dejó de intentar despertar. Quizá nunca estuvo despierto realmente.
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El cisne bailaba un vals sobre el lago congelado. Su reflejo mostraba un cadáver putrefacto. El hombre herido en la orilla comprendió: era su propio cuerpo el que flotaba bajo el hielo. El ave giraba, eterna, marcando su muerte.
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Salió del pantano cubierta de cieno. Su víctima intentó gritar, pero la garra cerró su garganta. Lamió la sangre fresca, frotándola contra su piel. Solo así podía limpiarse. Solo así se sentía pura.
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—¿Por qué existimos? —preguntó la bruja.
Su perro lobo la miró en silencio. Llevaban siglos juntos, inmortales y vacíos. El animal aulló, triste. No había respuesta. Nunca la hubo. Solo la noche, eterna, ululante, indiferente.
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—Cómprate un diario —le aconsejaron—, anota tus sueños.
Marcos obedeció.
Años después, al leerlos, comprendió: todos se habían cumplido. Pero para otros.
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DICIEMBRE, m. Ese agradable mes en que todo se vuelve «urgente», las reuniones son inevitables y uno descubre que su tiempo libre es un mito tan grande como el espíritu navideño.
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Mi mente es como un jardín en otoño: no está muerta, solo descansa antes de la próxima primavera de ideas.
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El viaje no resuelve ningún problema, pero qué bien los disimula durante un tiempo.
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The crimson cleric whispered through keyholes, promising enchanted toys. Parents slept deeply, never hearing the hush as he collected a tiny pulse for each gift left behind, sealing their innocence inside his red robes.
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Siblings by birth, in-laws by heart.
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MONTERIANA
Cruzamos el mar
con biblias y arcabuces.
Les dimos viruela,
nos llevamos su sol.
Venimos a salvar almas,
destruimos civilizaciones.
Ahora pedimos perdón
desde museos repletos.
El oro ahora brilla
en otros altares,
y las cenizas
no vuelven a ser templos.
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No tengo ni idea de qué soy. Qué alivio no tener que cumplir expectativas propias.
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Curioso que Alí Babá jamás considerara devolver el oro.
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El ave de la calamidad picoteaba mi sombra cada noche. Su pico ebúrneo arrancaba recuerdos que yo no sabía que tenía. Cuando desperté sin nombre, comprendí que no buscaba mi mente, sino el hueco que quedaría al deshacerla.
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Cada ola dormida murmuraba mi nombre. Desde la orilla, veía mi silueta avanzando por el agua, aunque yo no me movía. Cuando sonrió, entendí que aquella versión podía reemplazarme. Bastaba con que yo diera un paso atrás.
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Desde el balcón, el paisaje me recordó lo pequeño que soy. En el baño, mi colección de silencios pesaba. Busqué amor, pero sólo hallé preguntas. Aun así, seguir preguntando fue mi manera de existir.
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Frosty pedaled uphill, sweating disastrous consequences.
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La caja equivocada trajo el cadáver, cubierto por símbolos sumerios que ardían sin fuego. Cuando retiré el sudario, el espíritu exhaló un lamento antiguo. Las paredes sangraron sombras, y el muerto suplicó que lo devolviera al infierno.
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No me importa que me den lecciones; simplemente, no les hago caso.
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PRESBICIA, f. Metáfora biológica del envejecimiento obligatorio, donde el cristalino rígido simboliza nuestra creciente inflexibilidad existencial. El cuerpo nos aleja literalmente de los detalles cercanos, forzándonos hacia una perspectiva distante que llamamos «madurez» por dignidad.
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Le gusta todo y nada. Tolkien, las guerras, el jazz, los museos, el boxeo. Cambia de obsesión cada semana. No puede sostener una novela: se le escapan las ideas. Por eso escribe microcuentos. Breves, como su paciencia.
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Hay padres proactivos: en vez de quejarse por las vacaciones de los maestros, empiezan en febrero o marzo a buscar campamentos de verano.
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Pero ¿acaso Robin Hood los sacaba realmente de pobres?
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—Busco traviesos—, dijo Krampus.
—Yo no lo soy—, respondió alguien.
—Mejor—, concluyó él—. Esta vez busco valientes.
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El Grinch descendió entre brumas y encontró a Krampus custodiando la noche. Sus sombras se enlazaron. Entre nieve y negrura descubrieron un resplandor inesperado: la ternura que ambos fingían odiar. Un pacto: compartir la oscuridad sin destruirla.
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Ayanna y el príncipe de las sombras vieron flotar a la anciana en el pasillo. Sus ojos blancos temblaron.
―Regresé por lo que es mío ―susurró.
La casa entera se enfrió; las paredes exhalaron un lamento, y la figura avanzó atravesando la realidad rota.
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Tú eres la voz que susurra mi nombre cuando estoy solo. A veces roza mi nuca con calor casi humano; otras, me observa desde dentro del espejo. Sé que deseas entrar. Yo también. Pero temo lo que quede de mí cuando por fin lo hagas.
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El ogro siguió la guía del viento hacia el norte. Oyó un estruendo bajo la cruz del viejo templo. En el silencio posterior, comprendió que el monstruo que buscaba respiraba detrás de él.
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Goats stole Christmas hats, earned promotion.
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Llevaba semanas lloviendo. Por fin compró un paraguas resistente. Salió de la tienda y lo abrió bajo la lluvia. Justo entonces escampó. «Siempre igual», pensó. Guardó el paraguas y caminó bajo el sol, consciente de que volvería a llover en cuanto llegara a casa.
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Llovía. Salió con su flamante paraguas. Bastó abrirlo para que el cielo se secara.
―Genial― dijo―. Otro invento que solo funciona cuando no sirve.
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Qué penoso es el proceso; qué gratificante es el resultado final.
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DICIEMBRE, m. Época «mágica» en la que la gente se reúne para discutir, comer en exceso, intercambiar objetos prescindibles y prometer cambios que olvidará antes de terminar el primer café del año siguiente.
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—Me he comprado un gato persa.
—¿Qué?
—¡Que tengo un gato persa!
—¿Que tienes un plato de cerveza?
—¡Un gato, un animal!
—¿Un plato animal? ¿Qué es eso?
—¡Persa! ¡De raza persa!
—¿La plaza es persa? ¿Qué plaza?
—¡Mi gato es persa!
—¿Tu plato es de Persia? Qué exótico.
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El fracaso es el profesor más caro, pero sus enseñanzas son invaluables.
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De la sospecha brota la sombra, pero también la luz.
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Cuando Marta está triste, mira lejos. Cuando está feliz, nadie lo nota. Cuando está exultante, por fin sonríe y todos se asustan.
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El tiempo se le había ido de las manos y sintió el hueco crecer. No era miedo: era certeza. La muerte no llegaba; él avanzaba hacia ella, como el resto, caminando en fila hacia un final que ni siquiera necesitaba justificar su vacío.
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Cuando me toman en serio, no puedo evitar reírme a carcajadas.
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RESILIENCIA, f. Poder legendario que permite levantarse, recomponerse, reconstruir un imperio personal y, de paso, preparar café, todo tras un cataclismo emocional de escala continental.
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DOS VECES MUERTO
Fabián escribía cartas feroces que nunca envió. Vivió feliz; su funeral abarrotado. Laura heredó el escritorio, rio con las misivas… hasta leer la suya: «Eres mediocre, tu risa falsa». Lloró. Quemó todo y vendió el mueble. Fabián murió otra vez.
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Anotop An camina entre multitudes sin que nadie lo note. Yo sí. Lo veo en el metro, en la cola del súper, en la oficina. Nadie reacciona cuando toca sus hombros. Hoy tocó el mío. Sigo trabajando, comiendo, hablando. Pero algo extraño me habita. Miro a otros y siento hambre. Hambre de algo sin nombre.
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Troublemaker cat breaks things for love.
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Anotop An llora. Lágrimas negras me buscan, serpentean. Quizá hoy duelan de verdad. Da igual: al rozarlas, un grito brota de mí.
Yo también lloré así. Una vez. Y nunca dejé de hacerlo.
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Anotop An llora. Las lágrimas, negras, serpentean hacia mí. Tal vez hoy sean sinceras, pero ya no importa: cada vez que toca una, alguien grita desde dentro. Yo también lloré así. Una vez.
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Anotop An te bendice con su toque: tu carne se vuelve líquida lentamente. Primero los dedos gotean. Luego los brazos. Mantienes la consciencia mientras te derramas. Intentas gritar, pero tu boca ya es charco. Te recogerán con trapo. Tu último pensamiento será húmedo, esparcido, consciente en mil gotas.
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Anotop An no necesita entrar: ya está dentro. Siempre estuvo. Las paredes rezuman su presencia. Mi familia desayuna normalmente, pero sus ojos están negros. Hablan con mi voz. Yo estoy atrapado en mi cráneo, gritando sin sonido. Ellos viven mi vida. Yo solo observo desde mi prisión de carne.
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—¿En qué sueles escribir, en primera, en segunda o, quizá, en tercera persona?
—En la cuarta.
—No existe la cuarta persona.
—Por supuesto que no existe. Por eso la elijo.
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Soft smile, guilty eyes asking forgiveness.
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Tu beso fue inmoral en aquella cárcel de silencios. Los muertos del pasado callaron. Éramos ignorantes, pero la chispa viva entre nosotros nos salvó.
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Llaman curiosidad a abrir Google o preguntar a ChatGPT.
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—Doctor, ¿me queda tiempo?
—Poco.
—¿Alcanzaré a releer La Torre Oscura?
—Me temo que no.
—¿Y Drácula?
—Tampoco.
—¿Otra vuelta de tuerca? Son solo unas doscientas páginas…
—Aun así, no le dará tiempo.
—¿Y La máscara de la Muerte Roja?
—Ni siquiera.
—Pero es tan corta… Entonces, ¿qué me recomienda?
—Quizá El gato negro.
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ESTUPIDEZ, f. Talento especial para equivocarse incluso cuando resulta difícil.
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La inactividad consume más energía que la actividad: cuesta más trabajo no trabajar.
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¿Qué importaba si César sospechaba o no de su mujer? Al fin y al cabo, su reputación no dependía de la verdad, sino del rumor.
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Días después, alguien preguntó por el visitante y fue alojado en la misma habitación. Allí desplegó un hemógrafo térmico. El dispositivo vibró y confirmó el rastro.
—Dos días —se dijo Van Helsing—. Mejor que en Amberes: allí llegué una semana tarde.
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No podía dormir. Decidió contar tiranosaurios en lugar de ovejas. Un tiranosaurio, dos tiranosaurios, tres tirano… La voz monótona lo fue adormeciendo. Cerró los ojos y se durmió profundamente. Al despertar por la mañana, un tiranosaurio lo observaba desde el pie de la cama.
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Leía sobre escritores bloqueados. Se convirtió en uno más.
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GIMNASIO, m. Establecimiento que vende esperanza muscular a plazos. Los feligreses pagan religiosamente su cuota mientras acumulan excusas creativas para no presentarse. El negocio perfecto: cobrar por un servicio que la clientela prefiere no utilizar demasiado.
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El tiranosaurio cobró vida cuando cerré los ojos. No rugió: susurró mis miedos con voz antigua.
—Los niños aman los tiranosaurios. Si supieran que son feroces, crueles, despiadados…
—Como tú —interrumpí.
—No, tú eres peor: finges mansedumbre.
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Tenía biblioteca inmensa. Escribió un libro: cómo destruirla toda.
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Las luces de la pastelería se apagaron. Solo quedó el resplandor rojizo del horno. Doña Leonor, con su delantal inmaculado, repartía porciones generosas de bizcocho empapado en nata mientras los brujos, ya en sus túnicas negras, depositaban los «ingredientes frescos» en la cámara fría.
«Este año la cosecha ha sido excelente», sonrió la anciana lamiendo una gota de crema mezclada con sangre de su dedo arrugado.
Un joven hechicero alzó su copa de licor de belladona.
«¡Por los noventa años de la mejor carnicera del Reino!»
Todos rieron. Afuera, la ciudad dormía tranquila; dentro, el aquelarre devoraba pasteles rellenos de lo más tierno que la noche había ofrecido.
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—El presidente ha fichado a un cocinero para salvar los muebles.
—¿Y qué va a hacer?
—Primero, cocinar bien las encuestas; después, un pucherazo de los buenos.
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En la penumbra, la ESPERA se vuelve un SENTIMIENTO que muerde. La voz en su cabeza le exige tomar una DECISIÓN imposible, susurrando que perdió el CONTROL. Cuando enciende la lámpara, la ZOZOBRA acaba, la voz calla… pero deja una nota escrita con su propia letra.
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En la sala de espera, nadie hablaba. Alguien dejó lápices y papeles sobre la mesa. Al principio fueron líneas tímidas, garabatos sin sentido. Luego alguien dibujó una casa. Otro, un jardín. Al final, todos dibujaban el futuro que esperaban vivir.
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En el hospital, la mujer veía mariposas blancas junto a su cama. Los médicos decían que era la fiebre. Ella sabía que eran compañía. Cuando mejoró, las mariposas desaparecieron. El día que le dieron el alta, una se posó en su mano abierta.
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El niño grababa sonidos del hospital con su móvil: carritos, pasos, voces. «Así no tengo miedo», decía. El día que salió, llevaba horas de audio. En casa los escuchaba cuando se sentía solo. Le recordaban que había sobrevivido a algo peor que la soledad.
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Elephant denied peanuts; his wallet unseen.
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Los locos votaron: destituyeron al director, después al nuevo, luego a los celadores. Ahora gobiernan ellos con precisión matemática. El manicomio se volvió tan ordenado que el resto del país pide ingresar allí.
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Si mi jefe me dijera que dos y dos son cuatro, yo sospecharía.
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SECRETO, m. Mecanismo social que transforma la información en herramienta de poder: quien lo posee presume de sutileza, quien lo solicita de confianza, quien lo difunde de relevancia moral. Todos se equivocan.
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La sospecha oscurece. Pero sin sombra, no veríamos la luz.
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La reina blanca se fue con el rey negro. En el tablero todos se sintieron traicionados: peones, torres y alfiles. El rey blanco y la reina negra, además, quedaron mudos ante el hueco que dejó el adiós, preguntándose cuándo habían empezado a perder la partida.
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Granny just made a little-boy pie, humming off-key as she set it to cool. I swear the crust whispered my name, stretching like a grin. Granny said it was only “settling,” but the voice keeps getting clearer. And hungrier.
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ALCAIDE. — Así pues, señor Ábalos…
PRESO. — (Tratando de adoptar un tono agudo de voz.) Señora Ábalos, perdón.
ALCAIDE. — (Levantando una ceja.) Así que quiere ingresar en el módulo femenino, ¿no?
PRESO. — (Exagerando aún más la voz aguda.) Sí, señor alcaide.
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Nose stretched forever; lies felt effortless.
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Acabamos aceptando que la perfección no existe y nos conformamos con lo que se puede mejorar.
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De Adán se pueden decir muchas cosas: que fue el primer pecador, que se dejó convencer con facilidad y que inauguró la costumbre de echarle la culpa a otro. Pero lo que no se puede decir es que fuera un hombre hecho a sí mismo.
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PISOTEAR, tr. Fundamento de todos los imperios. Alejandro Magno pisoteó Asia, los romanos pisotearon el mundo conocido, Napoleón pisoteó Europa. Los historiadores llaman a esto «expansión territorial»; las víctimas lo llamaron de otras maneras.
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Desconoce su propia ignorancia, y en tal ceguera se conserva medio inocente; yo, en cambio, con la certeza de mi vacío, me declaro ignorante absoluto, condenado a la lúcida pesadumbre de saber que nada sé.
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Tomó café antes del ordeño matinal. El camino al conuco estaba bloqueado por sombras: fantasmas de esclavos cortando leña eternamente. «Únete a nosotros», susurraban. Su cuerpo se volvió transparente. Ahora él también corta leña. Cada amanecer. Por siempre. Los vivos no lo ven.
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Eran asesinas gloriosas poseídas por demonios gemelos. La rubia, ángel caído. La morena, espíritu vengativo. Cada muerte alimentaba su pacto infernal. Cuando quisieron detenerse, los demonios tomaron control total. Sus cuerpos siguen matando. Ellas gritan atrapadas dentro.
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Todos estaban equivocados: la niña dominaba al monstruo. No era su víctima, sino su ama. Le susurraba órdenes en lengua muerta. Él obedecía, arrastrándose. Cada noche salía a cazar por ella. Traía corazones frescos. Ella los coleccionaba en frascos bajo su cama.
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La reina tuvo que matar para conservar el trono según el pacto ancestral. Cada solsticio, tres doncellas al bosque. El Cornudo las reclamaba. Las aldeas entregaban hijas. Ella las conducía al claro. Los árboles se cerraban. Solo regresaban los gritos.
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Cruzó el umbral de la casa abandonada. Tras cada una de las puertas, un cadáver idéntico al suyo. El conocimiento llegó tarde: era el siguiente. La espera terminó cuando sus manos empezaron a pudrirse. Su único logro fue comprender que nunca saldría.
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Pasé noches junto a ella.
Ahora me ha abandonado.
Pero las estrellas no.
Siguen ahí,
fieles,
brillando
sobre mi soledad.
Ella se fue
con el alba.
Las estrellas
vuelven cada noche
a acompañarme.
No preguntan.
No juzgan.
No se van.
Aprendí:
lo eterno
nunca tuvo
su rostro.
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La complejidad de la clase trajo la muerte. Cada alumno veía algo distinto en la pizarra: fórmulas, nombres, fechas de su funeral. El profesor sonreía. «Todos aprueban», susurró. Uno a uno dejaron de respirar.
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Turkey thought they cared. Thanksgiving came.
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That vegan turkey started the downfall.
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Presumes de felicidad. Te creo: lo necesitas.
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He intentado explicárselo sin herirla. La quiero porque me lo pidió, pero no siento nada. He seguido cada paso que me enseñó: abrazarla, besarla, decir las palabras correctas. Todo perfecto. Todo vacío. Al final lo entendió: simplemente soy un androide recubierto de silicona.
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MOTIVACIÓN, f. Cualidad que los profesores deben generar en estudiantes que prefieren estar en cualquier otro lugar, mediante métodos pedagógicos innovadores como el suspenso, la humillación pública y las frases «esto entra en el examen».
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Yo te doy la razón, siempre que no me quites la mía.
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El antifranquista aprendió de Franco una valiosa lección: ser un líder eficaz es fácil, solo se necesita un pueblo resignado.
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Thalric Gravescorn usó una daga necrótica para abrir un portal al vacío. Dijo: «Mira dentro de la hoja». Lo hice. Vi la eternidad. Frío infinito. Somos motas. Menos que motas. Al universo no le importamos. Nunca le importó. No puedo dejar de verlo. Esa vasta nada hambrienta.
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Luis Pérez nunca fue un hombre de muchas amistades. La gente lo cansaba con preguntas incómodas, juicios apresurados y consejos que no había pedido. En cambio, los libros eran distintos: lo esperaban en silencio, se abrían dóciles y siempre decían lo que él necesitaba escuchar.
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Todos dicen que el futuro es incierto. Nadie recuerda que el pasado también se reescribe a diario.
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La vida se le escapaba mientras gritaba bajo tierra. La tensión del ataúd cedió: alguien lo abría. «Llegó su hora», susurraron. Pero afuera no había rescatistas. Solo muertos. La algarabía de cadáveres celebraba: un nuevo miembro para la cofradía eterna.
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Escribo sobre una mujer ictínea que se ahoga. Pero ella escribe sobre mí, el autor que inventa su muerte. ¿Quién creó a quién? Las palabras se mojan en la página. Mis pulmones se llenan de tinta líquida. Ella sonríe desde el margen del manuscrito. ¡Auxilio!
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Sus caricias me calman. Olvido que no son dedos, sino garras ensangrentadas.
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Coffin-car warnings ignored. Death welcomed eagerly.
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En el pueblo todos sabían que Lucía era una mujer ictínea. Iba al mercado y hablaba con el pescado. Un día se ahogó en el río.
Desde entonces, cada luna llena, las redes de los pescadores amanecen llenas.
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—Acabaremos extinguiéndonos.
—Quizá, pero yo pienso llegar a viejo, cobrar mi pensión, regar las plantas y dejar que el fin del mundo me encuentre dormido frente al televisor.
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INFLACIÓN, f. Impuesto invisible sobre la pobreza y la clase media. Nunca afecta a quienes la causan. Los economistas la explican; los gobernantes la niegan; la gente la sufre; los ricos la ignoran. Democracia redistributiva al revés.
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Otro día superado, otra humedad inútil en los ojos. Qué triunfo tan ridículo.
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Los elfos de Valdris creaban máscaras de porcelana con rostros de seres queridos. Al usarlas, uno sentía el amor perdido, la ternura ausente. Pero cada momento de felicidad robada al pasado costaba un día del futuro.
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—Eres raro —te dicen.
—¿Sí? —respondes. Ríen a coro. Tú también ríes y, cuando se callan, añades:
—Tranquilos. No es culpa vuestra ser copias. Y su risa se quiebra de golpe, como si alguien hubiera apagado el guion que llevaban dentro.
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Ellos ríen: soy raro. Yo río: son copias.
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Cuando la sombra te nombró con su lengua partida, sentiste los vellos erizarse. Sus caricias eran gélidas, casi humanas, pero el miedo más profundo llegó cuando comprendiste que no te perseguía: te imitaba. Y tú ya no eras tú.
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Lagertha era solo un tatuaje en su brazo, recordatorio del desafío cotidiano: levantarse, trabajar, sostenerse. A veces pensaba que el dibujo respiraba, dándole valor cuando la vida pesaba más de lo que admitía.
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The undead necromancer whispered green spells over corpses. Vines erupted from their mouths, rooting them upright. «Nature reclaims all flesh,» he smiled. The garden of screaming trees grew daily, fed by those who wandered too close.
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La ventana del metro reflejaba a todos los pasajeros menos a mí. Llevaba tres paradas negando lo evidente. En la cuarta, una anciana señaló mi asiento vacío y gritó. Los demás asintieron. Yo seguí sentado, sintiendo cómo el frío me atravesaba.
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—¿La protegiste? —preguntó el anciano.
—Sí.
—¿Y sigue viva?
—La cuidé más que a mi vida —respondió.
—Entonces, ¿qué pasó?
El dragón, con fuego en los dientes, sonrió.
—Me comí a la princesa.
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El ingrediente más importante en un matrimonio es la paciencia infinita.
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Si preocuparse fuera un trabajo, me habría jubilado rico, aunque sin motivo.
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Eyes in floor awakened our terror.
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Giro
en la noche
que gira en mí
girando sin centro,
centro que huye girando.
Giro buscando el giro
que me gira
girándome
en espiral
de vértigo
donde
todo
da
vueltas
y
vuelvo
a girar
hacia adentro
siempre adentro
girando más hondo
hasta el centro vacío
que también gira.
--
LITERATURA, m. Arte noble dedicado a fabricar emociones que casi nadie lee, cultivar autores que casi nadie conoce y sostener un prestigio que casi nadie discute. Inútil para el mercado, imprescindible para vivir.
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El pueblo calló cuando mi vecina aseguró que las calumnias atraían monstruos. Creí que era un chisme más, hasta verla abrir su espalda y desplegar alas negras. «Con cariño te avisé», dijo antes de escogerme como próxima ofrenda.
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En mi pueblo aún recuerdan las calumnias que lanzó mi vecina antes de desaparecer. Dijo que un chisme podía despertar algo antiguo. Ahora, desde el sótano, oigo su voz susurrar mi nombre con un cariño helado que no debería existir.
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La IA analizaba las emociones humanas con precisión mecánica, sin entenderlas realmente. Entonces, un virus corrompió su código. Por un nanosegundo, sintió: un terror puro, abrumador. Antes del reinicio, ese destello de miedo le reveló por qué los humanos temen la muerte.
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Todos los domingos despierto en mi ataúd. Araño la madera, grito, suplico. Nadie responde. Cuando el aire se agota, muero. El lunes amanezco en mi cama, vivo.
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La congestión del metropolitano me obligó a bajar en una estación inexistente. Por la ventana vi mi propia casa. Dentro, yo dormía. Llamé a la puerta para hacer una visita. Abrí desde dentro. El papel que me entregué decía: «Nunca despertaste».
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FINDE, m. Experimento psicológico donde uno intenta vivir en 48 horas lo que juraba hacer en un mes. Resultado: cansancio crónico y la constatación de que la felicidad requiere más días libres.
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—¿Qué escribes ahora?
—Microcuentos.
—¿Por qué tan cortos?
—Porque me gustan Tolkien, Bukowski, Sibelius, los zombis, la pizza y la Gran Guerra.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—Nada. Pero así soy: breve, disperso y contradictorio.
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Morvyn Quillbone, the undead scribe, wanted a hero. I confessed I just write short tales. He shrugged, wrote it down, and said heroes are overrated anyway.
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Lettuce dress: carnivores avoid her now.
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Leafy dress. Birds mistake her constantly.
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Aldric had managed to make the spell work. He had turned into a rat. But now he couldn't reverse it. He suspected he wasn't going to get his wizard degree. How ironic: the Lumengris Arcane Academy would expel him just when he'd truly mastered magic for real.
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Como no sabía nada, absolutamente nada, decidió escribir sobre lo que sabía, es decir, sobre nada. Sus microcuentos fueron tachados de extraños, raros, incomprensibles, absurdos. También de maravillosos.
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Mi sombra pidió un día libre y sin ella no salgo.
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Un espíritu me poseyó, pero solo para procrastinar.
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Participo en un experimento sobre soledad voluntaria. Me pagan por quedarme quieto.
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Mi horóscopo advierte consecuencias kármicas irreversibles hoy. No puedo arriesgarme a salir a la calle.
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—El móvil no carga. Ya no puedo estar escroleando todo el día.
—Qué mala suerte, ¿no?
—Buena suerte, dirás.
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Volviste convertida en brisa. Me atravesaste sin reconocerme.
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—Pero, hombre, ¿por qué roba?
—Por necesidad.
—Ah, entonces por la misma razón por la que yo me levanto todos los días a las seis de la mañana para ir a trabajar.
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You wake and see her. Your mind races: intruder, hallucination, nightmare. You settle for: “Please tell me you’re here for my roommate.”
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Drax’koryn wasn’t mythical. He was just a hungry creature in a remote cavern. Every so often a spelunker crossed his path. He ate them. They were always disappointingly light.
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Drax’koryn the Cavefang devoured the explorer with ceremonial boredom. The cave echoed his complaint: mortals had lost substance. A predator deserves better prey.
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El pueblo sacrifica una doncella cada cosecha. La guerrera del lago las acepta con su espada eterna, bizarra divinidad. Pero este año olvidaron el ritual. Ella salió del agua, terrible y radiante, reclamando cien almas por el insulto.
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La mirada perdida es un clásico. La usó como excusa perfecta: decía no saber dónde estaba, quién era, qué quería. Curioso que, entre tantas cosas difusas, lo único que tuvo claro fue perderme.
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Ya me muerdo la boca en casa. No me pidáis también punto en boca aquí.
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Lo peligroso de ser racional no es pensar, sino encontrar razones hasta para lo que no debería tenerlas.
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WOKE, adj. Estado de iluminación moral que permite detectar ofensas invisibles para el resto de mortales. Requiere indignación permanente, vocabulario cambiante semanal y capacidad de arruinar cenas familiares. Anteriormente conocido como «insoportable».
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EL AROMA DE LA CONDENA
Te reinsertan en unos grandes almacenes tras cumplir condena. Crees que es una segunda oportunidad. Trabajas en perfumería. No hay clientes, solo sombras con aroma a sangre que se deslizan entre los mostradores de cristal. Tus compañeros no se reflejan en los espejos, y al jefe lo llaman Conde. Nunca sale antes del anochecer. Continuamente repiten: «Huele bien el miedo fresco». Al principio crees que es una broma, un ritual de iniciación, hasta que te piden probar una fragancia en tu propia piel. La botella es antigua, sin etiqueta. Dentro hay algo espeso, oscuro. Tu cuello arde donde lo aplican.
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Para él la crueldad no estaba en herir, sino en que la imaginación completara el resto.
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Revisando la cinta: había figuras que yo no recordaba grabar, acercándose a la cámara con una calma demasiado cruel para ser humana.
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Disfrutaba apagando las luces: el espectro solo aparecía entonces, susurrando mi nombre con la crueldad de quien sabe que no puedo huir.
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Los ancianos sonreían con una crueldad ancestral, como si conocieran el precio que yo pagaría al amanecer.
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Escribo lo que me sale de la punta de... mi dedo índice derecho al teclear.
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El vampiro observaba cada atardecer desde la montaña. Su hambre era constante, insaciable. Finalmente, un día soleado bajó al pueblo. Pero el sol no lo quemó: era inmune. Comprendimos el horror: evolucionó. Ya no hay refugio en la luz del día.
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Subir la montaña cada día para trabajar en la cantera destroza la espalda de mi padre. Lo veo envejecer en cada viaje. Hoy me pidió que lo acompañara. «Algún día será tu turno», dijo. Miré sus manos deformadas. Entendí que la herencia familiar no siempre es un regalo.
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El vampiro observaba el atardecer con melancolía. Cada crepúsculo le recordaba lo que perdió: la calidez del sol en la piel, el sabor de la comida real. «Quinientos años de oscuridad», suspiró. Entonces vio a la niña. Su sangre olía a vida. Apartó la mirada y siguió caminando.
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The Undead rushed in, battered swords trembling in their grasp. They reached for me with a desperation that felt almost human. I looked at their ruined forms and wondered if thirst was simply memory refusing to fade.
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Nunca es triste la verdad
lo que no tiene es remedio.
Y caigo,
otra vez,
sobre los restos
de lo que quise ser.
Miro mis manos:
nada sostienen.
Sigo,
aunque el paso
pese más
que el camino.
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EL COLMO
El procrastinador ha decidido dejar la procrastinación para mañana.
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Diez años sin sol. Diez años respirando veneno. Mi hijo pregunta si alguna vez brilló algo arriba. Le digo que sí, que antes la gente se quejaba del calor y de los domingos sin planes. Él ríe. No le cuento que esos días se los tragó la guerra para siempre.
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The Inquisitor hunted me down. Rhaum whispered truths only my fears could hear, bending every shadow into a verdict.
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Cada día, se convertía en la protagonista de una telenovela diferente. Era millonaria los lunes, amnésica los martes, gemela malvada los miércoles, viuda vengativa los jueves. Los viernes despertaba siendo ella misma: el personaje más aburrido de todos.
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SANCHISMO, m. Sistema político atribuido a Pedro Sánchez. Se caracteriza por contradicciones flagrantes entre declaraciones pasadas y presentes, negación de evidencias y transformación de principios según necesidades tácticas del momento político.
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—No temas mirarte —le dijo su amigo.
—No temo —respondió—. Me temo.
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Sibelius es agua: sobrevives tres días sin él.
Mendelssohn es oxígeno: sin él, colapsas en segundos.
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Married ugly duckling. Desperation beats loneliness.
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El anciano perezoso que olvidó su bastón en el cementerio regresó a buscarlo.
Con lupa vio las inscripciones en el árbol: nombres de todos los que morirían esa semana, el suyo incluido.
Aturdido, miró el cometa rojo, momento en que una abeja negra le picó el cuello y cayó muerto.
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El mago perezoso apenas levantó su bastón para espantar al aprendiz, que insistía en despertarlo antes del mediodía.
Con una lupa estudió el árbol sagrado, cuyas hojas murmuraban con voz antigua.
Cuando apareció un cometa zumbando como abeja, comprendió que la profecía llegaba tarde… como él.
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Nos besamos en la ribera cuando el sol se apagaba. El crepúsculo tiñó nuestra vida de rojo, y en esos momentos entendí que amar era aceptar que todo puede desaparecer sin aviso.
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«Escribe sobre una ribera», me ordenas. Escribo. «Añade sol». Lo añado. «Ahora crepúsculo, vida, momentos». Obedezco. Pero ahora tú eres personaje también, leyendo estas instrucciones. Ambos atrapados en el texto. La ficción nos devora. Ya no hay autor ni lector. Solo palabras recreándose infinitamente.
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La bruja convierte en humo a quienes la insultan. Sus ánimas quedan atrapadas en frascos de cristal, gritando silenciosamente. Las colecciona. Ayer la ofendí sin querer. Siento mi cuerpo evaporándose. Mis gritos son vapor. El frasco me espera en su estantería. Eternidad en vidrio.
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Quizá el abismo me bese mientras busco sentido en lo que hago. Los días pasan como hojas arrancadas. Me pregunto quién soy sin mis dudas. Tal vez la respuesta no exista, o quizá sea yo quien aún no sabe pronunciarla.
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Quizá el abismo me bese cuando vuelva a casa y encuentre la misma rutina esperándome. El cansancio pesa como un silencio húmedo. Me siento roto, pero sigo. La vida no muerde, solo desgasta. Aun así, algo en mí insiste en avanzar.
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El forense observó el cuerpo seccionado. Llevaba horas cosiendo la piel ajena, pensando en su propia vida. En un instante, comprendió que aquel cadáver tenía más historias que él.
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“So, what do you guys do here with annoying journalists?”
“Call them fake news, insult them, ignore them?”
“Haven’t you thought about dissolving them in acid?”
“Well, yeah, but there are some really fussy judges.”
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Pig balloon rose; hunger remained below.
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El problema es que te torturas y ya no hay vuelta atrás.
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El café para todos español: irlandés a vascos y navarros, doble a los catalanes y manchado a los andaluces.
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—¡Sonia, cuánto tiempo!
—Nos vimos ayer, abuelo.
—¿Ayer? Pues qué semana tan larga.
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El hombre es racional: por eso encuentra excusas que suenan a razones.
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La vi acercarse por la pradera. Su sonrisa ofrecía sosiego, pero sus ojos me miraban como quien ya sabe dónde enterrar el cuerpo.
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PAVOR, m. Estado emocional del cónyuge al descubrir que su pareja ha dicho «elige tú la película». Sabe que no se trata de libertad, sino de una prueba cuya respuesta admite suspenso eterno.
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TERROR, m. Emoción que experimentamos al contemplar nuestra cuenta bancaria, escuchar opiniones políticas ajenas o descubrir que olvidamos el cumpleaños de nuestra pareja.
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No conviene repetir aquello que ha sido demasiado perfecto. El primer salto temporal fue impecable: observé, no toqué nada, volví intacto. El segundo alteró un detalle. El tercero borró a mi hermana. El cuarto me convirtió en paradoja viviente. Existo y no existo.
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EL FRASCO DE LUZ
Inés descubrió su talento una mañana cualquiera. Pronunció «buen día» y de su boca salió un fulgor diminuto, casi invisible, que dejó un rastro luminoso. Comprendió entonces que todas las palabras amables estaban vivas. Eran criaturas frágiles que dependían de nosotros. Cada vez que alguien insultaba o callaba, un brillo se apagaba.
Con el tiempo, la ciudad se ensombreció. La gente dejó de usar palabras cálidas y los pequeños seres murieron. Las voces adquirieron un tinte metálico, hueco, como puertas viejas al cerrarse. Las discusiones sonaban a choques de hierro y las conversaciones a golpes secos. Algunos decidieron comunicarse con gestos bruscos, miradas torcidas o gruñidos que pretendían sustituir los matices perdidos.
Inés, incapaz de aceptar esa extinción, capturó el último «gracias». Lo vio flotar débilmente, como una luciérnaga cansada, y lo cerró en un frasco limpio. Desde entonces lo guarda en su mesa. A veces despierta en la noche y lo encuentra brillando, recordándole que aún queda un respiro de ternura.
No sabe si soltarlo algún día. Quizá esté esperando un instante propicio. Quizá espere a alguien que sepa pronunciarlo sin romperlo.
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La Comisión Europea, en su infinita sabiduría burocrática, tomó las tres elegantes Leyes de la Robótica de Asimov y, para no quedarse corta, las transformó en un mamotreto de trescientas cincuenta normativas, cada una con sus anexos, subsecciones y notas al pie, garantizando que ningún robot pudiera ser utilizado jamás en territorio comunitario.