Observe a las trabajadoras. ¿No le llama la atención algo? Sí, todas sonríen. Forma parte de nuestra política de empresa. Nos queremos caras tristes aquí. Sancionamos a las que no sonríen lo suficiente. Las personas felices trabajan mejor. Esta mañana, por ejemplo, a una operaria le dijeron que su madre había muerto. Después de escuchar la noticia, continuó trabajando y sonriendo. Aquí no hay sitio para el luto y la tristeza. No creo que haya gente tan feliz como nuestras empleadas, ni siquiera yo mismo, que estoy siempre preocupado y no puedo permitirme sonreír. A veces las envidio.
Relato ganador del IV Concurso de Microcuentos La Risa de Bilbao