Los salvajes llegaron desde el mar. Su jefe era joven, alto, fuerte. Engañó a mi hijo: le llevó a una trampa. Le arrancó un brazo, le mató. Luego, vino a casa y me violó. ¡Maldito sea..., maldito sea Beowulf!
Microrrelato ganador del Concurso Noruega Literaria