Aunque lleva horas y horas delante del ordenador, no ha sido capaz de escribir nada. No encuentra un tema. No sabe qué punto de vista utilizar. No hay forma de colocarle obstáculos al protagonista. No hay planteamiento ni nudo. El desenlace: cuando su mujer le avisa para comer, suspira aliviado.
Microcuento publicado en Cincuentapalabras.com