martes, 19 de mayo de 2015

Blancanieves, harta de enanos

Un día, Blancanieves decidió que no aguantaba más. Estaba harta de los malditos enanos. Llevaba meses cocinando para ellos, haciendo las camas, lavando, zurciendo la ropa, manteniéndolo todo limpio y ordenado. Para una princesa era demasiado. 

Blancanieves le envió una carta a su madrastra. Le reconoció no sólo que era la más guapa, sino también la más lista. 

La respuesta le llegó a la semana. Su madrastra le perdonaba y, como signo de buena voluntad, le mandaba una manzana de sabroso aspecto.