jueves, 6 de agosto de 2015

Prófugo

No le dejábamos salir fuera, ni siquiera de noche. Nos dijeron que siempre tenía que permanecer en la habitación. Allí dentro tenía todo lo que necesitaba: ropa limpia todos los días, una cama comodísima, sillones ergonómicos, un monstruoso HD, canales por satélite para no aburrirse, baño con hidromasaje. Le dábamos la comida que quería y, si nos lo hubiera pedido, le habríamos llevado una chava. Sin embargo, siempre se estaba quejando. Decía que se sentía como en la cárcel.

Se fue en mitad de la noche. Desapareció. No sabemos si contó con algún cómplice. Simplemente, se esfumó.

Seguimos buscándolo. No sé lo que puede pasarnos si no lo encontramos antes que la policía.

Microrrelato que recibió una mención en el Concurso #110 de Lashistorias.com