miércoles, 27 de abril de 2016

Alegría paradójica

Cuando la noticia del fin del mundo llegó a la prisión de McAlester (Oklahoma), causó la natural consternación entre celadores y reclusos. Unos querían regresar con sus familias mientras que otros pretendían pasar en libertad sus últimas horas de vida. Sólo una persona celebraba la noticia: Derrick Clayton, un preso que estaba en el corredor de la muerte. Tal alegría fue paradójica porque, en vez de morir por inyección letal el lunes 9 de septiembre, Clayton pereció carbonizado el miércoles 4.