jueves, 28 de abril de 2016

Maternidad subrogada

Como marido no me gustó que mi mujer alquilara su vientre. María, que siempre ha sido muy religiosa, trató de convencerme; me dijo que estaba haciendo la voluntad de Dios. Sin embargo, me resultaba irritante pensar que dentro de ella crecía una criatura extraña. Le hice prometer que no lo haría más, que ya sólo tendría hijos míos. 

Respiré aliviado cuando María dio a luz. Sorprendentemente, ella lloró desconsolada cuando Dios vino a recoger el fruto de su vientre. Estaba tan loco con su Hijo que no nos dio ni las gracias. Al parecer, Dios tenía grandes planes para Él.

Microrrelato finalista del Concurs Setmanal de Microrelats Wonderland