miércoles, 20 de abril de 2016

Plagio

No entiende lo que ha llevado a los jueces a desestimar la querella. Se trata de un caso tan flagrante de plagio que incluso el plagiario tuvo la desfachatez de admitirlo en un capítulo de la novela. Incomprensiblemente, los magistrados aceptaron su explicación de que se trataba de un intercambio espontáneo de ideas. 

Todo le resulta extraño, incluso la forma en que le robaron el manuscrito, cuando unos jóvenes asaltantes le dieron una paliza en plena calle. Como pensó que tirarían los pliegos a la basura, había comenzado a reescribir la novela. Entonces salió el libro. Desde luego, se dirigió inmediatamente al juzgado de guardia a denunciar el plagio.

No está dispuesto a darse por vencido. Le resulta insoportable la impunidad de la que goza el plagiario. Seguirá recurriendo hasta el final. Cide Hamete Benengeli no se rendirá hasta que la justicia le reconozca como único autor del Quijote.