lunes, 2 de mayo de 2016

Regresó armada de escoba y recogedor

Regresó, armada de escoba y recogedor, con ganas de acabar rápidamente una faena tan desagradable. La asistenta disponía también de insecticida, por si acaso, pero no fue necesario: tocó el cuerpo y advirtió que estaba bien muerto. Lo recogió y lo metió en un saco. Luego comenzó a limpiar la habitación donde había estado el monstruoso insecto. Allí dentro olía de una manera extraña. Se dio prisa. Antes de que regresaran los señores, tenía que llevar el cuerpo al Museo de Ciencias Naturales. El conservador principal le había prometido 100 coronas por el cadáver de Gregor Samsa.

Microrrelato leído en el Concurso Érase Otra Vez de Aragón Radio