martes, 31 de enero de 2017

El condenado

Escuchó la sentencia en silencio. Esperaba la condena, pero confiaba en la misericordia de los jueces. Sin embargo, estos se mostraron severos, quizá demasiado. Recibió la pena de destierro.
Los guardianes fueron los encargados de llevarle al caos que sería su nuevo hogar. Nunca podría regresar.
Le costó acostumbrarse a la idea de que pasaría el resto de la eternidad solo, pero acabó consiguiéndolo. Poco a poco comenzó a pensar que podría hacer algo con aquel caos en que vivía. ¿Por qué no? Al menos se distraería.
Un día dijo:
–Sea la luz.
Y la luz fue.

Microrrelato ganador de la convocatoria del mes de diciembre de la VI edición del Microconcurso de la Microbiblioteca