martes, 27 de junio de 2017

1939

El crujir de las hojas les recuerda lo solos que están. Han sido olvidados. Nadie viene jamás a visitarles. Llenos de ardor, llegaron de todo el mundo. Acudieron a luchar por una causa que creían justa. Lanzaron los mismos gritos de entusiasmo en veinte lenguas distintas. Lucharon con fe en la victoria y murieron en ese país extraño que habían hecho suyo. Como único premio a su generosa entrega, recibieron un metro cuadrado de tierra y una tumba sin nombre.

Microrrelato publicado en El Narratorio (Año 2, Nº 16)