Los viejos acusaron a Susana de seducirles con su desnudez. Daniel se ofreció a defenderla. Les preguntó bajo qué árbol estaba tendida la mujer. Cada viejo dijo uno distinto. Susana fue absuelta.
Daniel dedujo acertadamente que los viejos, habiéndose quedado extasiados contemplando a Susana, ni siquiera habían visto el árbol.
Microrrelato publicado en RELATOS EN CINCUENTA PALABRAS Y OTRAS MICROFICCIONES