sábado, 5 de agosto de 2017

Mayida

Hoy debería ser un día muy feliz para Mayida. Hoy se casa su hijo. Hoy debería ser el primer día del resto de su vida. Esperaba comenzar a descansar hoy porque Mayida no ha parado de trabajar desde que era una niña. Cuando tenía dos o tres años, comenzó a cuidar a sus hermanos, a llevar agua, a limpiar, a fregar, a cocinar. Cuando se casó –Mayida sólo tenía entonces trece años–, se trasladó a casa de su marido. Allí, además de seguir siendo la criada de todos, tuvo que soportar a su suegra: Mayida la odiaba. Pronto, tuvo hijos. Uno, dos, cinco, siete. Los días pasaban lentos. El marido de Mayida murió en la guerra, su segundo se fue a luchar a las montañas. Dos hijas enfermaron y murieron, la mayor se casó.

Hoy debería ser un día muy feliz para Mayida. Hoy se casa su hijo. Sin embargo, hay algo que preocupa a Mayida: su nuera fue a la escuela, tiene un trabajo –¿qué clase de mujer trabaja fuera de casa?–, casi nunca lleva el burka. Hoy Mayida no puede ser feliz.

Microrrelato presentado a la Primavera de Microrrelatos Indignados