miércoles, 2 de mayo de 2018

Papelera

Cuando Penélope leyó la Odisea, pidió el divorcio.
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REGATEO
–Veinticinco.
–Cien.
–Veinticinco.
–Ochenta.
–Le digo que veinticinco.
–Por favor, no me lo deje por menos de setenta y cinco. Si mi mujer se entera de que su regalo me costó veinticinco, me mata.
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Por fin, el quinto misionero, que era viejo y escuchimizado, pudo explicar a los caníbales lo que realmente era la eucaristía.
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– Tú, Agamenón, serás asesinado. Tú, Áyax, que me violaste, morirás en un naufragio. Tú, Ulises, tardarás diez años en regresar a casa. Tú, Fénix…
–¡Silencio! Deja de decir tonterías, Casandra.
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KARMA
El hombre al que le gustaba llevar botas de cuero se reencarnó en vaca.
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–¿Dónde has estado de vacaciones?
–En una renombrada ciudad: Baden-Baden.
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–Cincuenta.
–¿Por ese carpintero? Veinte.
–Ese carpintero, como usted lo llama, hace milagros. Cuarenta. Es mi último precio.
–Veinticinco.
–Recuerde que es joven. Puede vivir muchos años. Treinta y cinco.
–Sé que me arrepentiré. Judas, te doy treinta, pero ni una moneda más.
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Sólo un criado se alegró de la muerte de Cleopatra: el que todas las mañanas ordeñaba las burras.
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La Asociación de Coleópteros del Reino de Bohemia ha demandado a un tal Franz Kafka. En un libro recién publicado, este escritor llamó monstruosos insectos a los escarabajos.
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PARADOJA
El insomne tiene un sueño: dormir.
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Los veganos estaban encantados con Soylent Green. Era un alimento cien por cien natural y sabrosísimo.
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Otra extravagancia de Lúculo. Ha hecho que le sirvan sopa de tortuga, pero no de una tortuga cualquiera, sino de la que derrotó a la liebre y a Aquiles.
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MATAR AL MENSAJERO
Sucedió lo inevitable: después de escuchar a Apolo, Vulcano le soltó un martillazo.
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El rey Felipe vislumbró el tobillo de seda de la princesa de Éboli. Perturbado, hizo llamar a su confesor.
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El dictador le pidió al famoso escultor abstracto que le hiciera un retrato ecuestre. Sería la única estatua que respetaron los iconoclastas.
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Después de las largas e interminables sesiones de posado a las que le había sometido Mirón, al Discóbolo le dio una hernia de disco.
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A nadie extrañó que el bebé de Hemingway fuera descalzo.
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Soy un robot. No puedo mentir. No enchufo a mis familiares. No tengo amigos en el sector de la construcción ni cuentas en Suiza. No necesito licenciaturas ni másteres espurios. No robo cremas faciales. ¡VÓTAME!
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–Tenía que ser una cucaracha. Con el asco que me dan –dijo Grete.
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El gallo ha muerto de estrés: no ha soportado tener que cantar quince veces al día. Los responsables de la estación orbital lo han lanzado al espacio con todos los honores.
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–¿Qué ha pasado?
–Algo terrible… El hermano Francisco… Unos lobos…
–Si ya le decía yo que eran peligrosos.
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10 DIOPTRÍAS
Cuando me quito las gafas, me veo muy bien.
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Cuando Chuang Tzu despertó, el alfiler todavía le atravesaba el cuerpo.
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Las autoridades sanitarias han cerrado la hamburguesería de Tau Ceti. Descubrieron que las hamburguesas eran elaboradas con carne de vacas que habían sido abducidas en la Tierra.
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FRÍVOLA
La señora Lincoln pide a su criada que mire los horarios del teatro Ford. La semana pasada tuvo que irse antes de que acabara la obra.
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Para evitar papeleos, cuando en urgencias recepcionan a los enfermos, los registran como cadáveres.
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Su vida era un sudoku de 16 cuadros.
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DEONTOLOGÍA
–La chica que tienes en recepción es muy guapa. ¿Quién es? –le preguntó su cliente.
–Ni se le ocurra acercarse a ella. Es mi hija –dijo el abogado.
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–Un clavo saca otro clavo.
–¡Qué complicado! ¿Y por qué no utilizas un martillo de orejas?
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DESCARTES REFUTADO
Aunque piensa, El pensador no existe.
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Jugué al ajedrez con la Muerte. Me costó, pero logré ganarle.
–Muy bien, admito mi derrota –me dijo–. Has ganado la posibilidad de elegir cómo quieres que te mate.
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Estaba harto de medir sus palabras, así que dejó de escribir microrrelatos.
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En la obra estrenada ayer, que fue muy aplaudida, participaban cuatro actores. Tres actuaban en el escenario. Mezclado entre el público había un cuarto actor, que hacía el papel de espectador entusiasta.
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TRÍO
Vienés, napolitana, yo.
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CUENTO DE LA LECHERA
Para dormir, la lechera cuenta baldes de leche.
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–Pero, hombre de Dios, ¿por qué lleva usted esa puerta?
–Mi mujer me dijo que la cogiera y me fuera.
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HIC ERANT DRACONES
Traducción (libre): Aquí estuvo Jorge.
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DELICATESSEN
–Entonces, me asegura que esta morcilla es de elaboración familiar.
–Sí, por supuesto. Le gustará.
–Explíqueme cómo la hace.
–La hago con mis familiares, doctor Lecter.
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Los extraterrestres abducen vacas terrestres porque en su planeta tienen muy mala leche.
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Fue inevitable que Kim Jong-un, gran aficionado al esquí, pulsara el botón nuclear.
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¡Qué mala suerte tuvo este trébol! Lo arrancaron porque tenía cuatro hojas.
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ESCARABAJO
Después de diez sesiones, el psiquiatra ha logrado curarle. Gregorio Samsa ya no cree que sea una cucaracha.
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Escandalizado, Pío IV ordenó tapar los desnudos de la Capilla Sixtina. Los visitantes extranjeros se reirían de los italianos cuando vieran que la tenían tan pequeña.
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No quería volver a verle. Era muy cansino, siempre con lo mismo. Es por eso que pedí que me enterraran en la zona de fumadores del cementerio.
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Fue a consultar con el astrónomo: su reloj de sol se había parado.
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¿Cómo se atreve a decirme que atento contra el ambiente? Yo, señor mío, sólo utilizo un combustible de origen orgánico totalmente ecológico: el petróleo.
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El hombre del Klan no soportaba el humor negro.
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–Mate en cinco –le dijo el gran maestro al rey.
–Mate en uno –replicó el rey, que le hizo un gesto al verdugo real.
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Cállate, Sancho. Aquí el único ingenioso soy yo.
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Los sumerios An y Ki denunciaron al hebreo Elohim por plagio: había copiado la creación.
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–Vengo a hacerles una modesta proposición –dijo el flautista de Hamelín.
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¿Que qué voy a hacer ahora que estoy completamente tatuada? Está claro. Voy a quitarme todos los tatuajes y empezar de nuevo.
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El microcuentista estaba acostumbrado a medir sus palabras.
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PINTOR ABSTRACTO
Los críticos todavía no han comprendido que todos mis cuadros son autorretratos.
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–Se han acabado todos los tubos de pintura azul. Lo siento mucho.
–¡Qué contrariedad!
–Tengo algunos botes de pintura rosa que nadie compra. Se los podría dejar a muy buen precio. Señor Picasso, ¿le interesan?
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–¿Quién te ha hecho eso en el ojo?
–Pareces tonto. ¿Otra vez quieres que te lo repita? Nadie me ha dejado ciego –dijo Polifemo.
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París, 1851. Los gendarmes irrumpen en casa de Thiers. Éste grita:
–¡Como diputado, soy inviolable!
–Usted se equivoca –le dicen–. No venimos a violarle, sino a detenerle.
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Después de abducir cientos de vacas y de tratar infructuosamente de interrogarlas, los extraterrestres empezaron a sospechar que los perros eran las criaturas superiores del planeta Tierra.
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El burro flautista acabó dando la nota.
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INCOMPATIBLES
Él era un tornillo de 12 y yo una tuerca de 20. Nuestra relación era imposible.
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–¡Qué vergüenza para la familia! –dijo el señor Samsa.
–¿Qué vamos a hacer? ¿Qué vamos a hacer? –preguntó la señora Samsa.
–¿Por qué no bajo a la droguería y compro Cucal? –propuso Grete.
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BLOQUEO DE ESCRITOR
Su editor lamentaba que se hubiera quedado en una coma. Si al menos hubiera llegado a un punto.
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La rata de biblioteca encontró desaborido El gran libro de la cocina macrobiótica
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Pidió en su testamento que le incineraran. Se le olvidó pedir que esperaran a que muriera.
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GRAN HERMANO
Los osos de vez en cuando miran el cielo para recordar que la Osa Mayor les está vigilando.
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OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
Se puso un jersey nuevo por la mañana. Cuando se lo quitó, le habían salido bolitas.
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–¿Cómo estás?
–¿Cómo voy a estar? Tengo un nudo en la garganta.
–Te comprendo. Yo tengo mariposas en el estómago. Es la primera vez que actúo como verdugo.
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MALDICIÓN
Para su desgracia, el ladrón de tumbas no sabía leer.
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CRONOTURISMO DE RIESGO
Viajó a Pompeya el 24 de agosto del año 79.
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No descubrió que era un espejismo hasta que Kevin le pidió 100 euros.
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Fue una mala idea echarle el diente a la Crítica de la razón pura. La rata de biblioteca se atragantó.
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–No sos vos, soy yo –dijo Narciso.
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Si los baldes hubieran sido metálicos en tiempos de Esopo, el cuento de la lechera habría sido otro.
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Preparan la invasión. Llevan años estudiando los libros de H. G. Wells, Arthur C. Clarke, Robert A. Heinlein, John Wyndham, Jerry Pournelle, Stephen King, Stanisław Lem, Hiroshi Sakurazaka, Manuel de Pedrolo y Eduardo Mendoza. Quieren sorprender a los terrícolas.
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–Aprendí chino mientras dormía.
–Nǐ hǎo ma?
–¿Qué?
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–Le avisé que tuviera cuidado con las sirenas –dijo Circe cuando supo que a Ulises le había atropellado una ambulancia.
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Puso el acento sobre las íes.
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DÍA 20
Mientras cae del noveno piso, el suicida recuerda de repente que mañana cumplen los impuestos.
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Nuestra máquina del tiempo les permitirá viajar al futuro a una velocidad de veinticuatro horas por día.
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–Ánimo y suerte –dijo el verdugo.
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Habían trabajado diez mil obreros durante veinte años. La pirámide estaba construida. La más grande.
–¿Y dónde irá la cámara mortuoria? –preguntó el faraón.
–¿La cámara mortuoria? ¿Qué cámara mortuoria? –preguntó el arquitecto.
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Después de leer las biografías de Teseo y Rómulo, Susana no entendía por qué el libro se titulaba Vidas para lelas.
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Era una mujer de su casa. Siempre estaba hilando y tejiendo. Los pretendientes estaban encantados con Penélope.
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–¿Eres intolerante al gluten?
–Sí.
–Enhorabuena. Eres el nuevo empleado de nuestra repostería.
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COLERIDGE MONTERROSEADO
Visitó el Cretácico en un sueño. Pensó en llevarse una flor como prueba de que había estado allí, pero luego se olvidó de hacerlo. Cuando despertó, había allí un dinosaurio con una flor en la boca.
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MAR MUERTO
Ahora sí que está muerto: se quedó sin agua.
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El abogado consiguió salvar la muela del juicio.
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La rata de biblioteca devoró El gran libro de los venenos. No llegó a la noche.
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–El calor hace que se dilaten las rocas.
–¿De verdad, maestro? –preguntó Arturo, que ya pensaba en ir a medianoche para liberar Excalibur.
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Chuang Tzu tuvo una pesadilla. Soñó que era una mariposa del Cretácico y que un cronoturista le aplastaba.
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FICCIÓN SÚBITA
Fue descalificado del Certamen Internacional de Ficción Súbita. Tardó casi tres horas en escribir un microcuento de cinco palabras.
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Contra lo que pueda parecer, la Muerte no siempre gana al ajedrez. A veces se deja ganar. Disfruta cuando la matan.
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–Durante estos veinte años, Penélope, te fui completamente fiel.
–Yo también.
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EYACULACIÓN PRECOZ
Anthony Kiedis, vocalista de Red Hot Chili Peppers, perdió la virginidad a los doce años.
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Le hicieron la autopsia al mar Muerto. Toda su vida había abusado de la sal.
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Después de leer Guerra y paz, el microrrelatista lo tenía claro: esa novela era un microrrelato frustrado.
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Nuestra relación fue un teatro. Ella fingía sus orgasmos; yo, también.
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El marqués de Rebescq, que había matado de un bastonazo a uno de sus lacayos, fue condenado a la máxima pena: tuvo que pagar una multa de cuatro escudos.
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Arlequín consiguió sacarle los colores al camaleón.
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–Lo que quiero es un novio recatado.
–Pues entonces yo no le sirvo. A mí no me ha catado todavía ninguna mujer.
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Cuando vivía, siempre andaba preocupado por saber qué hora era. Normal que sus cenizas reposen ahora en un reloj de arena.
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–¿Hay alguna forma de entrar? –preguntó el jugador.
–Sólo entrarás si sacas un trece –le respondió San Pedro.
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Los marcianos ya invadieron la Tierra. Nosotros somos sus descendientes.
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Calvino, que estaba en contra del juego, se hizo ateo cuando supo que Dios jugaba a los dados.
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JUAN RULFO
Escribió, fue aplaudido, guardó silencio.
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–¿Cuál es la postura del misionero?
–No meterse en problemas.
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LA TRANSFORMACIÓN
Parecía ideal. Tan joven como yo, con un trabajo serio y estable, educado, muy educado. Recorrimos el Jardín Real. Era tan tímido que tuve que lanzarme a darle el primer beso. Gregor se convirtió, entonces, en un monstruoso insecto.
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Los invasores vinieron para destruir el planeta. Cuando observaron a los terrícolas, se dieron cuenta de que estos podían hacerlo solos.
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Madre, llamaron a la puerta. Usted siempre me dice que no hay que abrir la puerta a desconocidos, pero sentía curiosidad, así que abrí. Era un hombre que quería venderme un seguro, madre. Empezó a hablar. Mencionó daños, riesgos, cláusulas, coberturas. Yo no comprendía nada. Acabé cogiendo las trébedes y partiéndole la cabeza. Sí, madre, no se preocupe: le enterré en el sótano, junto a los otros.
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–El soldado Švejk encontró la bala perdida.
–Y nosotros que pensábamos que era un inútil.
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FESTINA LENTE
Hazme el amor despacio que tengo prisa.
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La oveja no podía dormir. Comenzó a contar pastores.
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–Levántate y anda –le dijo Jesús.
–Pero si yo soy sordomudo, no paralítico.
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–¿Por qué talaron los árboles?
–No nos dejaban ver el desierto.
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ÚLTIMA MONTERROSIANA
Cuando despertó, los dinosaurios ya habían evolucionado a pájaros.
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AUTOMICROFICCIÓN
[Escriba aquí la microficción.]