Agotadas las provisiones, el náufrago trató de comer alimentos nativos. Se preparó un puré de hojas de helechos. Murió a los dos días entre horrorosos dolores de vientre. El carnosaurio que devoró su cadáver también murió. Y murieron los terápodos carroñeros que se comieron al carnosaurio. Y, envenenados, acabaron desapareciendo todos los dinosaurios.