jueves, 4 de julio de 2019

La muerte en Ginebra

Al amanecer, Miguel Servet pasea por una calle de Lión. Se encuentra con Michel de Nostradamus, que pone una cara extraña. Asustado, Servet huye a Ginebra.
Esa tarde, un amigo de Servet se encuentra a Nostradamus en la plaza de Bellecourt.
–Esta mañana le hiciste a Servet una señal de amenaza –dice.
–No era de amenaza –responde Nostradamus– sino de sorpresa. Porque lo veía ahí, tan lejos de Ginebra, y los astros me habían dicho que esta misma tarde será quemado allí por hereje.