lunes, 30 de noviembre de 2015

Mi madre

Llamaron a la puerta. Era mi madre. 

–¡Qué mal tienes el pelo! –me dijo apenas me vio–. Esos pantalones, ¿no te los pondrás para ir a trabajar?

Recorrió el piso. Movió el sofá para comprobar si había barrido debajo. Abrió la nevera.

–Está vacía.

Revolvió los armarios.

–¿Por qué tienes mezclada la ropa de invierno y de verano?

Logré que se sentara, aunque no que parara de hablar. 

A duras penas conseguí preguntarle: 

–¿Quieres tomar algo? ¿Un café?

–¿Qué quieres que tome? ¿Acaso has olvidado que llevo diez años muerta?

Estaba tan nervioso que no lo recordaba.

Microrrelato que quedó finalista (y luego resultó descalificado) del IV Certamen Maratón de Microrrelatos