martes, 20 de abril de 2021

Microcuentos

 El cuento de nunca acabar terminó convertido en una novela.
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–¿Qué libro estás leyendo?
–España, país de tontos.
–¿Y de qué trata?
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Debido al cierre perimetral, Pedro, Juan, Simón, Mateo y los otros no pudieron salir de su provincia. A la última cena sólo asistieron Jesús y Judas.
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Se casó con una cautiva eslava que conocía hermosos cuentos rusos. Era bueno cambiar, no estar siempre con lo mismo. Aunque, la verdad, estaba harto de los cuentos árabes. Por supuesto, ordenó decapitar a Scheherezade.
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Mi vecino tenía un piano; yo, una escopeta de cartuchos. Él no sabía tocar; yo sí sabía disparar.
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–Tuve que cambiar de ordenador.
–¿Por qué?
–Tenía tendencias suicidas.
–¿Tendencias suicidas?
–Continuamente se estaba colgando.
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El náufrago, que era un perfeccionista, llevaba dos años corrigiendo la nota que introduciría en la botella.
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–¿Qué hace Tarzán?
–Durmiendo la mona.
–Pues sigo sin saber qué hace.
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–Mi novia actual llega a tener 18 o 20 orgasmos en una sesión de sexo.
–¿Y usted no se cansa?
–¿Yo? No. Yo sólo miro.
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–He denunciado a la maestra de mi hijo.
–¿Por qué?
–Le quería obligar a leer un libro de miedo.
–Ah, ¿sí? ¿Cuál?
–Hansel y Gretel.
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Después de leer La Araucana, el joven Miguel de Cervantes vino a perder el juicio, se fue a Italia y se alistó en los tercios.
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–¿Quién se ha llevado mi queso?
–Yo, no. Tengo intolerancia a la lactosa.
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Troya arde. Los aqueos cantan victoria. ¿Victoria? Más de mil barcos llegaron a las costas de la Tróade, pero poco más de cien regresarán a Grecia.
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–Luis está saliendo con una vegana.
–¿Con alguien que no come carne? ¡Qué espanto?
–No, no. Con una chica de Las Vegas.
–¡Uh! Eso me parece peor.
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El domingo, mi marido me preparó una comida especial, tan especial que pasé una hora limpiando la cocina.
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–Houston, tenemos un problema.
–Pues piensen una solución, chicos, y buena suerte.
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–¿Qué crees que son más importantes, los principios o los intereses?
–Los principios, por supuesto.
–Ah, ¿sí? ¿Y cuáles son tus principios?
–En realidad, yo sólo tengo un solo principio: poner por delante de todo mi propio interés.
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Observó el mapa de Toscanelli. Al oeste de las Azores había una criatura de aspecto terrorífico. Para no toparse con ella, Colón ordenó poner rumbo sudoeste.
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Aladino se quedó turulato cuando el genio le dijo que le concedía medio deseo.
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¿Es responsable el capitalismo de que ninguna mujer quiera saber nada de un pobre diablo como yo?
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De tanto leer memoriales y arbitrios, Alonso Quijano vino a perder la cabeza y acabó escribiéndole una carta al rey en la que le proponía soluciones a todos los problemas de la monarquía.
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El náufrago tenía una botella, papel, un lápiz y síndrome de Bartleby.
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El cazador le cuenta a su mujer que un león ha estado a punto de atraparle; menos mal que pudo subirse a un árbol. Ha perdido el arco y las flechas. Por supuesto, no le dice que realmente ha estado en una cueva pintando bisontes. El cazador le cuenta a su mujer el primer cuento.
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–Murió en una montaña rusa.
–¿Cómo fue?
–Le atacó un oso.
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EL COLMO
Tuvo que esperar a poder mover la pierna dormida para irse a dormir.
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Las pruebas eran irrefutables: había copiado cuentos indios, persas y caldeos. El sultán no vaciló. Ordenó que le cortaran la cabeza a Scheherezade.
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–Le regalé a mi marido una cortadora de césped que encontré en eBay.
–Pero si no tenéis césped.
–Eso me dijo él.
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–Adán, ¿te hace efecto la manzana?
–Ya lo creo. Acabo de descubrir que hay algo que se llama ley de gravitación universal.
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QUÉ DECEPCIÓN
–Viajé en el tiempo para descubrir quién escribió las obras de Shakespeare.
–¿Y quién las escribió?
–Shakespeare.
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La velada fue agradable y la noche de bodas, larga. Se despierta tarde. Se sorprende de no encontrar a su nueva esposa. ¿Dónde estará? El ministro de Justicia le dice que no tiene por qué preocuparse. Anticipándose a sus deseos, Scheherezade ha sido ejecutada al amanecer.
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LENGUAJE INCLUSIVO
El hombre y la mujer van junto y junta en el mismo coche.
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EL COLMO
El técnico de ascensores siempre utilizaba las escaleras.
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Picasso inventó el cubismo porque estaba harto de que sus amantes le pidieran que las retratara.
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No fue admitido en  Microrrelatistas Anónimos porque su carta de presentación tenía 985 palabras.
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Mi musa es tan desastrosa que me gustaría presentar una reclamación, pero ni siquiera soy capaz de escribirla.
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Un pequeño paso para un hombre, pero un enorme agujero en el presupuesto federal.
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Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan. No hagáis el ridículo.
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La robot dominátrix había sido programada para no obedecer ninguna de las tres leyes.
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NO PUEDE MÁS
Hace días que despertó a la Bella Durmiente y, desde entonces, el príncipe no pega ojo.
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Después de 23 años de terapia, Chuang Tzu pensaba que lo mejor hubiera sido no contarle aquel sueño al psicoanalista.
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EL COLMO
Me estaba contando la historia de Teseo cuando perdió el hilo.
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Cuando salí de la reunión de Gordos Anónimos tenía tanta hambre que entré en un McDonalds.
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EL COLMO
Pasé por la puerta de un banco y me cobraron una comisión de cincuenta céntimos.
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–Mi carro me lo robaron anoche cuando dormía.
–¿Qué? ¿Un carro que duerme?
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–Toma. Lee este libro.
–¿De qué va?
–Es para ayudarte a superar la procrastinación.
–Gracias. Mañana mismo lo empiezo.
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EL COLMO
El palindromista acabó en un ERE.
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El escritor está bloqueado en un cruce ficcional.
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El leñador resopló aliviado cuando le dijeron que sospechaban que un lobo había matado a Caperucita.
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¿Dios ayuda al que se acuesta temprano?
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Caperucita comenzó a sospechar: su abuela sólo respondía con aullidos.
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Gavrilo Princip dispara. Ninguna bala hiere al archiduque. La policía le detiene. En la cárcel le tratan bien. Le llevan periódicos. Un día lee que el archiduque acaba de ser coronado emperador. Gavrilo Princip trata de imaginar qué habría pasado si no hubiera fallado.
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–¿Cómo sabes que ese escritor bebe?
–En sus libros se sale continuamente de la línea narrativa.
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Veo que hay una mosca en la sopa. Llamo al camarero, que me pide disculpas y me retira el plato. Al poco me trae otro. Cuento diez moscas. Satisfecho, comienzo a comer.
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–El hombre es un lobo para el hombre.
–Pues qué bien, ¿no? El lobo es una animal inteligente y cooperativo.
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MEZCLA DE GÉNEROS
Su primera novela fue un ensayo.
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–¿Estás segura de que no te quiere por tu dinero?
–Segurísima. Lo que pasa es que su amor es asintomático.
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Sócrates estaba encantado de conocerse a sí mismo.