martes, 1 de octubre de 2013

Los tres ermitaños aprenden por fin el Padrenuestro

A grandes zancadas sobre las olas avanzan los ermitaños. El arzobispo les observa furibundo: ha permanecido demasiado tiempo en el frío islote enseñándoles el Padrenuestro. 

–¿Qué queréis? –les grita cuando suben al barco.

–Hemos olvidado la oración que nos has hecho aprender. Enséñanos de nuevo. 

Sin parar de bufar, el prelado les recita una y otra vez el Padrenuestro. Los ermitaños consiguen por fin repetirlo sin errores. Está seguro el arzobispo de que ahora lo han aprendido bien pues, cuando tratan de regresar al islote, los ermitaños se hunden en las heladas aguas del mar Blanco.