viernes, 29 de mayo de 2015

La muerte de un dios

No disimula su sorpresa cuando el sirviente le acerca el plato. ¡Es que no se ha dado cuenta el cocinero de que estas setas son venenosas! Cuando era un niño, su esclavo Filómico le había enseñado a distinguir las buenas de las malas. Muchas veces había ido con él a buscarlas. Su esposa le saca de sus recuerdos.

–Tu plato preferido, Claudio. ¿No vas a probarlo? 

Advierte que Nerón le mira impaciente. Entonces, lo comprende. Lanza una sonrisa a Mesalina, estira la mano y pincha una seta. Se la mete en la boca.

Microrrelato seleccionado en el V Certamen Micomicrorrelatos "San Jorge"