Llevaba más de veinte años deseando partir, pero siempre había algo que le frenaba: temía dejar desamparada a su sobrina, se aproximaba la cosecha, estaba a punto de comenzar el frío invierno, necesitaba un mejor caballo. Siempre encontraba una excusa. Hasta que una mañana no esperó más. Don Quijote tomó su lanza y por la puerta falsa de un corral salió al campo.
Microrrelato finalista del Certamen Breves Heroicidades