sábado, 6 de mayo de 2017

El creador

Examinó su obra. En un principio, había creído que estaba bien. Sin embargo, algo no terminaba de convencerle. Analizó los personajes que había concebido. Advirtió que eran planos, les faltaba profundidad, no evolucionaban. Supo que, para desarrollar la historia y ganar interés, tendría que introducir algún conflicto. Comenzó a reflexionar. Quizá si salieran de allí, si se enfrentaran al mundo, serían menos aburridos. Pero, ¿cómo hacerlo? Encontró pronto la solución. Introduciría un nuevo personaje, un antagonista. Se acercaría a la mujer. La seduciría y convencería para que arrancara y comiera una fruta del árbol prohibido, para que engañara al hombre.