–Reza un Padrenuestro y tus pecados serán perdonados –le aseguró el cura.
Empezó.
–Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad así en…
Desafortunadamente, el verdugo no le dejó terminar. Abrió la trampilla y le mandó directo al infierno.
Microrrelato publicado en RELATOS EN CINCUENTA PALABRAS Y OTRAS MICROFICCIONES