La cena fue un desastre. Ella se mostró seria y circunspecta durante toda la noche. Su semblante era frío. Estaba deseando que sirviera el postre para coger el abrigo y largarme. Sin embargo, no lo hice. Y no me arrepiento: si me hubiera marchado, no habría conocido su sonrisa vertical.
Microrrelato publicado en RELATOS EN CINCUENTA PALABRAS Y OTRAS MICROFICCIONES