domingo, 4 de junio de 2017

Un metro cuadrado

Le rogué que me cediera un minúsculo pegujal porque me moría de hambre. Le dije que era indecente que las reses bravas pastaran en una tierra tan excelente. ¡Qué buen cereal se habría dado allí! Le amenacé, sí, con quitársela. Me afilié a un sindicato. Participé en protestas y huelgas. Sin embargo, no hubo forma de que don Rogelio diera su brazo a torcer. Me dijo que no me daría ni una hectárea, ni media fanega, nada. Mentía después de todo. Finalmente, el amo me entregó un trozo de tierra. Acabó dándome un metro cuadrado. Mío para toda la eternidad.

Microrrelato finalista del Concurs Setmanal de Microrelats Wonderland