Bharati Mukherjee: “Soy demasiado vieja para volver a empezar, demasiado joven para rendirme”.
Hoy me siento bien, un Monterroso; he reescrito esta línea.
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El lobo le vio las orejas al cazador.
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Cuando advirtió que Lázaro le robaba, el ciego hizo la vista gorda.
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Con la copa llena, su vida le parecía menos vacía.
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Se enfrentó a sus fantasmas. Perdió. Se unió a ellos.
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–Entonces, ¿estamos muertos?
–Sólo para los vivos.
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Otelo sentía celos del celo de Yago.
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Denunciaron al grafitero que dejó su firma en las paredes exteriores del Museo del Grafiti.
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–Entonces, ¿estamos muertos?
–Es una manera de decirlo.
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Quiero a Claudette aunque que me doble la edad. No me importa que tenga dentadura postiza y me resultan indiferentes su cacaraña y su joroba. Quiero a Claudette porque es la única mujer que me ama a pesar de mis cuernos y mi rabo.
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Escribió una novela licnobia.
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En venta: zapatos de Empédocles, prácticamente nuevos.
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Haití, 1492. Colón emprende el viaje de regreso a Castilla. El cacique Caonabó le despide. Cuando las velas se pierden en el horizonte, se vuelve a Quemí, su mujer, y le dice:
–Espero que no vuelvan. ¡Qué catinga han dejado!
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EVOLUCIÓN
En la nave que se estrelló en el planeta KG-45-F viajaban ocho humanos y dos gatos. Años después, la Federación pudo enviar una expedición de rescate. Antes de perder el contacto, se recibió un confuso mensaje: “Felinos bípedos nos rodean. Repito. Felinos bípedos nos…”
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El torero se fue al cuerno.
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–¿Por qué expulsaron a Sor Teo del convento?
–Porque se gastaba en lotería el dinero del cepillo.
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Acaba de debutar con el primer equipo y ya tiene su domicilio fiscal en la isla de Santa Lucía.
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En venta: bebé sin zapatos, llorón.
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–Sancho, la rosicler Eo ha revelado sus guedejas.
–Esto, ¿qué?
–¡A levantarse!
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UCRONÍA
Alejandro Magno se comió el arroz.
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–¿Y no sería mejor ingresarlo en un psiquiátrico? –preguntó Poncio Pilato.
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¡Qué aburrimiento de martes! ¿Por qué no preparamos un golpe de Estado?
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–Señor, ayúdame: soy ojienjuto.
–¿Tienes dificultades para llorar?
–Sí. No logro, por mucho que lo intento, que se me escape ni una sola lágrima.
–Pues haré algo para solucionar tu problema, Job.
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Empédocles se adentró en el Etna y, meses después, salió por el Popocatépetl, como se deduce por algunos aspectos de la cultura olmeca.
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El bar
todo
locura.
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Al escritor le falló la inspiración hasta para suicidarse.
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–Y Asensi, ¿qué tal?
–Me parece bien para ministro, presidente: tiene mucho agibílibus.
–Hum, entonces será mejor descartarlo. Los ministros listos dan problemas.
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Tomó tantos cafés para no dormir que acabó cayendo en el sueño eterno.
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La señora Gao no se decide. Su primer marido, Zhao Cheng, es laborioso y amable, pero poco romántico. Por otro lado, su segundo marido, Guo Wong, es un portento en la cama, pero perezoso y, en ocasiones, brusco. Se mantuvo fiel a Zhao hasta que éste se marchó a la guerra y fue dado por muerto. Entonces se casó con Guo. Cuando Zhao regresó, reunió a sus dos esposos y les dijo que se quedaría con uno de ellos. Setenta años después todavía no ha elegido a ninguno.
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–Y Plácido, ¿qué escribe?
–Microcuentos.
–¿Microcuentos? ¡Bah!
–Sí, tiene poco agibílibus.
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UCRONÍA
A Alejandro Magno le gustó el sake.
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Poco antes de morir, el doctor Moreau comprende su error: no tenía que haber trabajado con gatos, sino con perros, más fieles.
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–¿Y qué tal Pedro?
–No tiene mucho agibílibus.
–Entonces, bien, ¿no?
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La muerte nos unió más.
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–Hágase la luz –dijo.
Pero la luz no se hizo, porque no había sacado la cédula de habitabilidad.
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–Señora Maung, el autómata de placer es casi humano. Hasta puede llorar.
–¿Y para que querría yo que llorara? ¡Qué estupidez! Para llorón, ya tenía a mi ex marido.
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–Osio, explicadme qué es el Espíritu Santo.
–El Espíritu Santo, César, es…
–Decid.
–Es… pues...
–¡Diantre, hablad de una vez!
–César, el Espíritu Santo es como esa voz interior que ahora mismo os está diciendo: Este Osio no sabe lo que es el Espíritu Santo.
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Al perro le enfadó mi alegato.
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Tarde infinita,
lectura fascinante.
Es primavera.
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Recorrí su norte, su este y su oeste, pero no me dejó, ay, que penetrara en su sur.
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La salamanquesa salió a las cinco.
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Repentinamente, el malvado monstruo alienígena cayó cuan largo era en el suelo, aplastando una manzana entera de edificios. Tardaron un mes en hacerle la autopsia. Encontraron en su estómago dos toneladas de plásticos que no había podido digerir.
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La marquesa salió a las cinco del estratopuerto.
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No llegó a enterarse de que sus Consejos para los suicidas había entrado en la lista de libros más vendidos de no ficción.
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Le dijo al cerdito:
–Estás para comerte.
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Tenía tanta prisa que hizo una sola trenza a sus dos hijas.
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Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel había de recordar aquella tarde remota en la que por fin le llegó la carta que le anunciaba su muerte.
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Harta del palomo, libérrimamente, la paloma que Noé había soltado no volvió.
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Lo primero de todo, si tuviera papel, bolígrafo y una botella, el náufrago enviaría una protesta a quien correspondiera: en la isla desierta no había ni un maldito cocotero.
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El cazavampiros no tenía agibílibus.
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–¡Me prometieron 72 vírgenes!
–Ahí tiene: 72 vírgenes.
–Pero se suponía que iban a ser mujeres.
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–Los humanos, Gürragchaa, son débiles, vagos, perezosos. En definitiva, unos inútiles.
–Sí, Sorqaqtani, tienes razón, pero ¿no conoces la teoría de que nos crearon a nosotros, los robots?
–¡Qué estupidez!
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Miss Marple resolvió la misteriosa desaparición de Agatha Christie, pero prudentemente no hizo pública la identidad de la culpable.
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Mahoma fue a la montaña. No la encontró donde esperaba.
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Cthulhu, que ha tenido que ir al dentista para que le recomponga la mandíbula, echa de menos la época en que los barcos eran de madera.
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El suicida denunció a Tabacalera por publicidad confusa. Fumar mata, pero ¿cuándo?
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En venta: zapatos de bebé comprados prematuramente.
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–¿Y el sexo?
–Empezó siendo diario. Luego pasó a ser disantero. Más tarde, de higos a brevas. Y ahora lo hacemos sólo en las calendas griegas.
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El gato no tenía mucho agibílibus. Parecía un perro.
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–¿Quién es aquel tuerto?
–Dynawd, el exonauta.
–Tiene que saber historias extraordinarias.
–Ni se te ocurra acercarte a él. Una vez le invité a una copa y tardó cuatro días en contarme lo que le ocurrió en el planeta Oyu’unchimeg. ¡Qué horror!
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Cuando Calvino llegó al Infierno, se limitó a mover los hombros y decir:
–Se ve que estaba predestinado a acabar aquí.
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Una enorme pared les cerraba el paso: habían llegado a los límites del mundo. Enfadado, Colón rasgó en mil pedazos el mapa de Toscanelli y ordenó virar en redondo.
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Me molesta que digan que ésta es una casa abandonada. Pero si llevo viviendo en ella casi trescientos años.
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El crucero acabó incluyendo una visita no programada al fondo marino.
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Martín Lutero lleva más de cuatrocientos años lamentándose en el Purgatorio: si hubiera pagado esos miserables diez táleros que costaban las indulgencias.
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Si hubiera pagado los diez miserables táleros que costaban las indulgencias, Martín Lutero no llevaría más de cuatrocientos años lamentándose en el Purgatorio.
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–¡Qué aburrimiento de martes!
–¿Y por qué no aprendes a hacer croché?
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El lector licnobio engañaba a su mujer.
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No fue mala suerte que todos los gatos clonados fueran negros.
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¡Qué aburrimiento de martes! Parece domingo.
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–¿Y adónde vas en Semana Santa?
–Voy a la isla de Pascua. ¿Adónde quieres que vaya si no?
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Mahoma fue a la montaña, que se alejó corriendo.
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Se aburrió en la vida y ahora se aburre en el Cielo.
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Cuando rompió el alba, a Monterroso se le ocurrió por fin una idea.
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El Gobierno se complace en anunciar que el cuerpo del dictador fascista y totalitario Franco será exhumado el día 10 de junio de 2019, a las 11 horas, 45 minutos, cinco segundos y tres centésimas.
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Mientras leía la carta que el demonio me envió, comencé a sentirme raro. Las manos comenzaron a temblarme. Las últimas líneas tuve que leerlas apartando el papel de mis ojos. Cuando terminé la carta, me miré en el espejo: vi a un anciano.
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DEÍSMO
Dios creó el mundo en seis días y luego se fue a descansar.
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El coco que flotaba perdido en el océano naufragó en una isla desierta.
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Carlos Hugo era un gafe. Apenas había terminado de limpiar su piso, el Popocatépetl comenzó a soltar ceniza.
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Con esa barba recortadita, esos ojos seductores y esa voz profunda, querido Sigmund, cualquiera en su sano juicio se habría vuelto loco por ti.
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–He escrito un haiku.
–¿Sí? Recítamelo.
–Árboles en flor./ Canturreos matinales./ Linda primavera.
–Ya veo: un haiku en verso libérrimo.
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–¡Qué aburrimiento de martes!
–¿Aburrimiento? Ponte a limpiar el cuarto de baño.
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La Armada desembarca a los Tercios en Kent. Las tropas, imparables, llegan a Londres. Isabel es encerrada en la Torre. Dos meses después, llega Felipe. Mira a Isabel. La sigue encontrando hermosa.
–¿Os casaréis ahora conmigo? –le pregunta.
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Por fin, después de muerto, le llega su oportunidad a Puumala Zabal, actor frustrado. Tendrá un papel sin diálogo en el monólogo de Hamlet.
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El náufrago tuvo mala suerte: llegó a una isla hundida en el mar.
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El peregrino cogió la rosa cubierta de escarcha. Con mística dulzura la limpió y besó. Adivinó entonces que su amor seguía esperándole.
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¡Qué aburrimiento de martes! ¿Por qué no montamos un partido político?
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El mono desciende del árbol. El hombre desciende del mono.
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Agustina de Aragón aplicó la mecha al cañón. El disparo habría matado a una docena de franceses, al menos, si hubiera estado cargado.
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–Tiene unas buenas tetas, pero no tiene culo.
–¿Y cómo caga?
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ORWELLIANA
Miraban TVE y después La Sexta, TVE y después La Sexta y de nuevo La Sexta y después TVE, y ya no podían saber cuál era cuál.
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Tuvieron que pedirle por favor al cónsul Incitato que dejara de cocear a los senadores.
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Final del Cretácico. Una estrella fugaz atraviesa el cielo. El minúsculo mamífero piensa un deseo.
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GÉNESIS 2, 18
No es bueno que el hombre y Dios estén solos.
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Ganó la tortuga, así que no comimos arroz, sino sopa.
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–Yo era un escritor licnobio, pero tuve dificultades.
–¿Qué dificultades?
–Me cortaron la luz por impago.
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Cansado, el licnobio dijo:
–Hágase la luz.
Y la luz se hizo.
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COLABORACIÓN
Ella amasa, tú horneas, yo como.
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–¿Quién es ese?
–Un hidalgo del lugar de cuyo nombre no quiero acordarme.
–¿Y a qué se dedica?
–No para de muflir libros de caballerías.
–Pues debería probar otra cosa: está en los huesos.
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–Estamos muertos y tenemos un aspecto horrible.
–Podría ser peor.
–¿Peor?
–Podrían habernos incinerado.
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–Nunca fuimos buenas amigas.
–¿Por qué?
–Porque yo le daba mis besos, pero ella nunca me dejó que tocara sus trenzas.
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GÉNESIS 3, 19
Te ganarás las manzanas con el sudor de tu rostro.
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Después de pasar diez mañanas delante de la hoja en blanco, llegó a una conclusión: era un escritor licnobio.
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Le pedí muy educadamente, por favor, que me diera la cartera y el anillo de oro y él, señoría, me los dio. ¿Eso es un robo? No entiendo por qué estoy aquí.
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DEUTERONOMIO 6, 5
Y amarás a Mammón, tu dios, de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
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–Nunca fuimos buenas amigas.
–¿Por qué?
–Porque, aunque yo le ofrecía mis besos, ella nunca me dejó tocarle sus trenzas.
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¿Dios necesita descansar?
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Escribió una novela licnobia.
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ARREOLIANA
Los habitantes de Ficticia somos realistas. Aceptamos en principio que no se puede dar órdenes a los gatos.
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–Éramos más que amigas.
–¿Sí?
–Sí. Yo le dejaba mis trenzas.
–¿Y ella?
–Ella me daba besos.
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Dios decidió reencarnarse. Dejó embarazada a una joven de diecisiete años que, enfadada, abortó.
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–Edipo, como premio por haber vencido a la esfinge, podrás casarte con la reina.
–¿Con esa vieja?
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PROVERBIOS 13, 24
Quien le regala un móvil a su hijo, le odia.
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No paro de muflir microcuentos, pero siempre me quedo con hambre.
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Nervios al borde de un ataque de mujeres.
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Trabajaba durante el día y escribía por la noche. Era agotador, así que dejó el trabajo. Después de pasar diez mañanas delante de la hoja en blanco, llegó a una conclusión: era un escritor licnobio.
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Caí a un pozo. Pedí ayuda. Me preguntaron que prefería: Prozac o Platón.
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POR QUÉ NO VAMOS A COBRAR JUBILACIÓN
Porque nos saltamos los semáforos en rojo.
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Porque tuvimos un presidente del Gobierno que plagió su tesis doctoral.
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Porque no cerramos la puerta.
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Porque creemos que es un derecho.
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Porque votamos a políticos que nos mienten.
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Porque tiramos las toallitas desechables al inodoro.
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Porque vemos La Sexta.
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Porque el Lazarillo es lectura obligatoria en el instituto y no Gracián.
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Porque se lee en los institutos el Lazarillo en castellano actual.
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Porque alguien como Tezanos es director del CIS.
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Porque creemos que montar una fábrica de cerveza artesanal es un buen negocio.
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Porque no se leen las Cartas marruecas.
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Porque comemos comida basura.
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Porque tiramos los papeles al suelo.
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Porque Fernando VII, Isabel II y Alfonso XIII fueron reyes de España. Porque Lerroux, Largo Caballero, Negrín, Aznar, Zapatero, Rajoy y Sánchez fueron presidentes del Gobierno.
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Porque, ¡ay!, no somos Alemania.