martes, 16 de marzo de 2021

Papelera

 Sergio Pitol: “Una noche, en un café de medio pelo, comencé a esbozar un relato que, para bien o para mal, continúo todavía escribiendo”.

–Josefa, ¿cómo dices que te llaman en las reuniones de Palindromistas Anónimos?
–¿Allí? Pepilla.
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Cuando salí de la reunión de Gordos Anónimos tenía tanta hambre que entré en un McDonalds.
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–Todos los caminos llevan a Roma. 
–Pues díselo a Aníbal.
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Soy un desastre y lo que me preocupa no es que lo diga yo, sino que no lo diga mi mujer.
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Las promesas electorales, Patrimonio de la Humanidad.
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Los políticos les ahogaban a impuestos para que pudieran respirar aire limpio.
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Se puso una piel de cordero y esperó el momento. Pero probó la hierba y le gustó.
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Yavé no sabe qué hace el demonio en las islas Galápagos.
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Es la última mujer sobre la Tierra y está enfadada porque aún no ha llegado su pedido de Zara.
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¿Y QUÉ?
El pastor gritó que venía el lobo.
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–Hoy he perdido los estribos. Estoy tan enfadado conmigo mismo.
–¿Has probado a buscarlos en Objetos Perdidos?
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La última pareja del mundo están solos en una habitación, haciendo un maratón de Netflix.
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–¿Es la Delegación de Agricultura?
–Sí. ¿Qué quería?
–Los lobos han atacado esta noche mi ganado.
–¿Y qué?
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Denunció a sus padres por traerle a este valle de lágrimas. El juez le dio la razón. Sus padres fueron condenados a prisión perpetua. Él fue eutanasiado.
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La maté para que Max Aub tuviera algo de lo que escribir.
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Repasa el calendario. ¡Menudo error! El 15 de abril fue…
–¡Jueves!
–Sí, amo.
–He decidido que a partir de ahora te llamaré Viernes.
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El psicoanalista me echó con cajas destempladas cuando le dije que había ido no a contarle mi sueños, sino mis insomnios.
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Picasso inventó el cubismo porque estaba harto de que sus amantes le pidieran que las retratara.
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–Me han dicho que has publicado un libro de cuentos.
–Sí, es cierto.
–¿Y no me vas a regalar un ejemplar?
–No te preocupes. Ya te ahorro yo el trabajo de tirarlo al contenedor.
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Aurelia está triste porque a su marido Rogelio no le han dado la dependencia. Él está contentísimo.
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Decía que sus antepasados habían sido siervos de la gleba y que él ahora tenía que descansar.
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A Judas, que era fabricante de barcas, no le gustó que Jesús anduviera sobre las aguas.
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Como atenuante, el pirata informático presentó una patente de corso del gobierno ruso.
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Un pequeño paso para un hombre, pero un enorme agujero en el presupuesto federal.
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Cuarenta siglos os contemplan. No hagáis el ridículo.
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Mi musa es tan desastrosa que me gustaría presentar una reclamación, pero ni siquiera soy capaz de escribirla.
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La criatura fue atravesada por una corriente eléctrica de 20.000 voltios, pero no revivió. El experimento del doctor Frankenstein había sido un absoluto fracaso.
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LEY DE STURGEON
El 90 % de lo que Antonio Baños mira en internet es mierda.
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José crió fama y se echó a dormir con la mujer de Putifar.
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En 1980 decían de él que era todo un caballero. En 2020 dicen de él que es todo un acosador.
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Después de 23 años de terapia, Chuang Tzu pensaba que lo mejor hubiera sido no contarle aquel sueño al psicoanalista. 
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Pensé que podía volar, pero estaba en las nubes.
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Se dejó llevar por el reclamo de la crítica. Abandonó la calma. Se dejó arrastrar por el frenesí. Se plantó delante del gigantesco lienzo. Había tanto espacio que pintar. Comenzó a arrojar colores. Le salió un retrato de su espíritu.
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K. todavía no ha aparecido por el castillo. ¿Sospechará algo?, se pregunta el conde.
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Siguen el guión: se ríen cuando toca, gritan cuando deben, aplauden, lloran. Cuando acaba la obra, los actores ovaciones a los espectadores.
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IMPOSIBLE
Me pidieron un cuento de siete palabras.
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Los blancos quieren ponerse morenos. Los morenos tratan de blanquear su piel. Y yo quiero comer patatas fritas con huevos todos los días.
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EL COLMO
El misántropo estaba encantado consigo mismo.
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Las sesiones con el psicoanalista le dejaban tan mal que el psiquiatra tuvo que recetarle ansiolíticos.
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EL COLMO
Me estaba contando la historia de Teseo cuando perdió el hilo.
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TERRIBLE FINAL
Dos mantis lesbianas.
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NO PUEDE MÁS
Hace diez días que despertó a la Bella Durmiente y desde entonces el príncipe no pega ojo.
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MATEO 9, 43
Para dejar de escribir estupideces, me corté la mano derecha.
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EL COLMO
Pasé por la puerta de un banco y me cobraron una comisión de cincuenta céntimos.
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Mi carro me lo robaron anoche cuando dormía.
–¿Qué? ¿Un carro que duerme?
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Quieren adornar la Constitución con unos encajes. ¿Resultará así más atractiva?
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–Toma. Lee este libro.
–¿De qué va?
–Es para ayudarte a superar la procrastinación.
–Gracias. Mañana mismo lo empiezo.
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En aplicación de la Ley de Sturgeon, tiré a la basura el 90 % de mis microcuentos.
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En el siglo XIX, Francia estaba pasada de revoluciones.
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El escritor está bloqueado en un cruce ficcional.
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EL COLMO
El palindromista acabó en un ERE.
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A los 16 quería que su padre le comprara un 4x4.
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¿Y si yo no fuera Batman sino el Joker?
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La robot dominátrix había sido programada para no obedecer ninguna de las tres leyes.
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MEZCLA DE GÉNEROS
Su primera novela fue un ensayo.
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DAMNATIO MEMORIAE
Entre Augusto y Tiberio reunió un emperador cuyo nombre no registra la historia.
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No hay quién entienda a las mujeres. Yo gritó a mi mujer porque se limpia el tomate en el paño de cocina, porque no cierra la puerta del cuarto de mano, porque no repone el papel higiénico, porque en verano no mete leche en el frigorífico cuando la acaba. Ella me grita y llora porque asegura que no tengo sensibilidad.
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Al trompetista de jazz le gustaba ir a aquella panadería en la que nunca había un dulce igual. Los roscos tenían más o menos azúcar; eran más grandes o más pequeños. No había dos tejas iguales. Cada hojaldre era distinto. La repostera improvisaba.
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No fue admitido en  Microrrelatistas Anónimos porque su carta de presentación tenía 985 palabras.
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Cuando terminaba su jornada laboral, dejaba guardada la sonrisa falsa en la taquilla.
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Eliezer Burgos entra en su nueva casa y cuelga en la pared la llave de la casa arrebatada a sus antepasados sefardíes. Ahmad Qurei lleva colgada del cuello la llave de la casa que le acaban de quitar los judíos y que algún día espera recuperar. 
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–¿Vas a asistir a la conferencia de Rajesh Rao? Anima a vivir varias vidas. 
–No, no. Ni se me pasa por la cabeza. Me costó una fortuna en psiquiatras curarme el trastorno de personalidad múltiple.
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Sócrates estaba encantado de conocerse a sí mismo.
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POR SUPUESTO
Los muertos del Utopía nadaron hasta Gibraltar. Los del Distopía acabaron todos en Algeciras.
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Sus deseos de comprarlo todo en Marte me sorprende. Retratos de la princesa Dejah Thoris. Woolas de peluche. Ejemplares del libro de Ray Bradbury (impresos en la India). Miniaturas de las sondas: la que más vendo es la Tianwen-1. No se vive mal aquí del todo. Uno se acostumbra a los espacios cerrados, a la falta de gravedad, a dormir en un cubículo minúsculo. Lo que llevo peor es tener que ir con maquillaje verde todo el día.
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La luz asoma por el horizonte. Llega la aurora. Me tocó el cuerpo: sigo vivo. Hoy no me ha alcanzado. Aunque estuvo cerca. La batalla quedó en tablas. Me siguen acompañando la voluntad y la esperanza de derrotarle.
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Un cáncer. Cinco meses. Muerta.
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En su despacho le colocaron un techo de cristal por ser mujer.
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La evolución ha consistido en que, para librarnos de los piojos, ya no buscamos a alguien que nos despioje, sino una farmacia.
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Acudió a la manifestación del martes y a la del miércoles y a la del jueves. Pedía trabajo. 
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¿La ley de Sturgeon se puede aplicar a los programas electorales?
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EL COLMO
El técnico de ascensores siempre utilizaba las escaleras.
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Después de pasar sin pena ni gloria por los talleres de haiku, microrrelato, cuento corto, novela corta y novela larga, se sintió como pez en el agua en el cursillo sobre Bartleby.
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HISTORIA DE MAFIOSOS
Decídete: aprobado o coche rayado.
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A mi marido, que es panadero, no le gusta que le toque la flauta.
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Le he dicho que me sobran uno o dos kilos. Me ha respondido que también me sobra optimismo.
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POLÍTICAMENTE CORRECTO
Santiago Matamagrebíes.
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EL GOBIERNO
¿Para qué vas a trabajar si te puedo subvencionar?
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La batalla es larga y a él le falta la voluntad de continuarla. Hace siglos que perdió toda esperanza. Llega la aurora. La luz penetra en el sótano. Sería tan fácil darse por vencido. Sólo serán unos minutos, piensa. Pero, un día más, se esconde en el ataúd.
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–¿Quieres visitar a los abuelos?
–No.
–¿Por qué no?
–Porque no tienen wifi.
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–¿Y Puglisi?
–Con los peces.
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Acudió a la manifestación del martes también. Allí perdió el otro ojo. En la del miércoles un disparo de la policía le arrancó media cara. A la del viernes acudió con una muleta, ya que el día anterior había perdido una pierna.
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En vez de darme una moneda de cinco céntimos, me ha entregado dos de dos y una de uno. Yo que él revisaba los neumáticos de su Škoda Octavia, matrícula 7503 GSW.
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Dadle una mujer y se moverá del sillón.
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EPITAFIO
No salí más fuerte. Salí.
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Cuando despertó, todavía tenía la mano derecha robótica, los ojos artificiales con visores Jensen y los dientes de acero.
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Me he hecho una mujer en la impresora 3D… y tiene tan mala leche como mi ex.
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Llegué a Transilvania y, cuando conocí al conde, traté de convencerle para que no viniera a España. Mejor, Inglaterra. Allí gustan más las novelas góticas.
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La batalla es feroz. Carmen, que es comunista, quiere que su hija se llame Luz o Aurora. Marcial, anarquista, prefiere Esperanza o Voluntad.
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¡Qué cansino! Quería que le diera un beso, así que me comí un ajo y le besé.
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Cuando se cansó de su mujer florero, la utilizó como abono para su jardín.
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Pintaba casas sólo de rojo.
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Nadie se metía con el patito feo. Todos le trataban con gran amabilidad. Estaba tan bien integrado que no supo que era un cisne.
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EL MEDIO ES EL MENSAJE
Que te entreviste Oprah Winfrey y que no salga a relucir el tema de la raza es imposible.
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Maldita mosca. No consigue concentrarse. Después de varios intentos, consigue matarla golpeándola con el periódico de la mañana. Sigue escribiendo: Vosotras, las familiares,/ 
inevitables golosas…
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Este año, el puente de la Inmaculada no hay por donde cogerlo. Es como si lo hubiera diseñado Calatrava.
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En Mallorca, el Govern les da un futuro a las adolescentes que viven en los Centros de Menores.
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–¿Por qué gritan?
–Trabajan en Telecinco. Están obligados por contrato.
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–Son seres sin cerebro. Bien pudiste haberlos creado un poco mejor.
–Sí, claro. ¿Qué quieres, que se hubieran rebelado contra mí?
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No es muy alto y está un poco rellenito. No sabe nada de cine ni de libros. No le gustan los centros comerciales, pero sí los bares, que yo no soporto. Tiene todo para que no me guste. Sin embargo, posee una misteriosa perfección que me hace estar loca por él.
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Acudió a la manifestación del martes: ese día tocaban las tiendas de deportes y él llevaba meses tratando de conseguir unas Converse negras. 
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–¿Tu wifi es lavecinadel4Desunapu?
–No, no es esa. Mi wifi es elvecinodel4Desuncornu.
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–¿Por qué está en la cárcel?
–Escribió un peligroso tuit.
–Ah, ¿sí? ¿Qué ponía en él?
–Que en la vida hay que poner los principios por encima de los intereses.
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Sus deseos de comprarlo todo en Marte no se vieron satisfechos. Allí no había ni una tienda. Allí no había nada. Lo único que se veía por el minúsculo ojo de buey de la estación era un cielo extraño y un desierto infinito. Tenía que compartir habitación. La comida era horrible. Los olores de allí dentro eran insoportables. Sólo podía lavarse una vez a la semana. Y, lo peor de todo, el viaje de vuelta no sería hasta dentro de cinco meses. Sus padres querían darle una lección. Menuda…
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Si eres norcoreano, comes perro. Si eres Kim Jong Un, comes cerdo.
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¿Quién podía imaginar que la robot de compañía estaba tan bien hecha que incluso era capaz de sentir celos asesinos?
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No tendré que soportar más a Marcial. Me hacía la vida imposible. Era insoportable. Ya no me preguntará dónde he estado, ni en qué he gastado el dinero. Ya no se emborrachará más, ni me gritará. Se acabó. Por fin soy libre. Ahora sólo tengo que aguantar cuatro o cinco años en la cárcel y, luego, la vida.
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“Me pasé años buscando la llave,/ pero la puerta había estado siempre abierta.”
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EL COLMO
La bruja escarlata cautivó al inquisidor.
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Ella no quería conocerme. Ella sólo quería olvidarle.
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–Diga.
–Soy Vicky. ¿Te acuerdas de mí?
–¿Vicky?
–No me digas que no te acuerdas.
–La verdad…
–Te llamé el 7 de marzo de 1988. Recuerdo bien la fecha porque era mi cumpleaños.
–¿Vicky?
–Sí, Vicky.
–Recuerdo una llamada extraña. 
–Era yo. Ha pasado tanto tiempo. Dime. ¿Cómo te va?
–No sé. Bien. Supongo. 
–¿Te has casado?
–Sí, me casé.
–No, no tengo hijos. 
–Pero ¿porque no queréis o porque lo habéis intentado y no podéis? 
–…
–Bueno, entiendo que la pregunta es muy personal. Yo no tengo hijos. Y no me casé. Siempre estuve pensando en ti todos estos años.
–¿Cómo has conseguido este número?
–No fue difícil. Llamé a tu madre y me lo dio. Le dije que era una compañera de trabajo. De eso hace ya más de veinte años. ¿Cómo está tu madre? ¿Sigue bien?
–No, murió. 
–Ah, lo siento. Cómo hablaba tu madre. ¿Y tu hermana?
–¿La conoces?
–Tenemos amigas comunes.
–¿Te llamas realmente Vicky?
–Claro.
–Si quieres, podemos vernos.
–¿Vernos? ¿No has dicho que estás casado?
–Siento curiosidad.
–Pues no va a ser posible. Por lo menos en el próximo año y medio. Bueno, mi abogada es optimista y piensa que estaré fuera en seis o siete meses.
–¿Tu abogada?
–Es una larga historia.
–Pero ¿es que estás en…?
–Quizá te lo cuente otro día. Se me está acabando el tiempo. Ha sido un placer hablar contigo. Adiós.