Vehículo automóvil aparecido a finales del siglo XIX. Alcanzó su gran apogeo en el siglo XX, cuando las ciudades fueron rediseñadas para su uso, desplazando a peatones, tranvías y hasta a la lógica urbanística. Durante décadas fue símbolo de libertad individual, estatus social y, en muchos casos, paciencia infinita en los atascos.
En el segundo cuarto del siglo XXI, tras años de contaminación, embotellamientos y discusiones sobre su impacto, comenzaron a aprobarse leyes que prohibían que un solo pasajero viajara en él. A partir de entonces, su uso quedó reducido casi por completo a los vehículos oficiales, en los que viajaban cargos públicos y sus chóferes, convertidos en los últimos depositarios de tan exclusivo privilegio. La ciudadanía, mientras tanto, volvió a descubrir que caminar no era tan mala idea… siempre que no fuera por cuestas como las de Jaén.
En el segundo cuarto del siglo XXI, tras años de contaminación, embotellamientos y discusiones sobre su impacto, comenzaron a aprobarse leyes que prohibían que un solo pasajero viajara en él. A partir de entonces, su uso quedó reducido casi por completo a los vehículos oficiales, en los que viajaban cargos públicos y sus chóferes, convertidos en los últimos depositarios de tan exclusivo privilegio. La ciudadanía, mientras tanto, volvió a descubrir que caminar no era tan mala idea… siempre que no fuera por cuestas como las de Jaén.