A P.J.
Ese año, creí, sería el suyo. No me limitaría a alquilarle un traje y a comprarle una falsa espada de cazoleta. Le arranqué un ojo, le corté la mano izquierda e hice que le amputaran la pierna derecha.
Microrrelato publicado en RELATOS EN CINCUENTA PALABRAS Y OTRAS MICROFICCIONES